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El disfrute del Tartiere

María Trigo

No comenzó nada bien el partido para el Real Oviedo. En el minuto 11 el Lugo ya iba ganando y los de Juan Antonio Anquela no estaban nada cómodos sobre el campo. Esa incomodidad se pasó a la grada, donde aparecieron algunos murmullos que desaparecieron en cuanto los jugadores carbayones empezaron a mostrar los mejor de sí mismos.

Algo que empezó a ocurrir en los minutos finales de la primera parte, pero sobre todo en la segunda. El oviedismo demostró que si los suyos se esfuerzan no les va a faltar ese apoyo incansable que le dan en cada momento y que a pesar de un inicio de temporada muy complicado, siempre van a estar ahí. 
Tras el descanso el Real Oviedo era otro y no sólo logró empatar el encuentro con el gol de penalti de Saúl Berjón, sino que le dio la vuelta al marcador con un cabezazo perfecto de Linares. La alegría inundó al Tartiere, que a pesar de que el Lugo volvió a igualar el duelo, llevó a los suyos en volandas hacia la victoria. 
Y es que juntos vibraron y disfrutaron con esa gran jugada que terminó en el golazo de Aarón Ñíguez. Una comunión perfecta que tuvo su éxtasis con el pitido final, cuando los abrazos de felicidad no pararon de producirse en la grada y sobre el césped. 
Los futbolistas agradecieron el apoyo de sus seguidores y estos los despidieron entonando el himno y a gritos de "Oviedo, Oviedo, Oviedo". 
 

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