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Y todos contentos

Borja García

El Real Oviedo disputó ante el Numancia el que posiblemente sea el partido más redondo del campeonato, con los tres puntos incluidos. Solamente el lunar del gol, que volvió a llegar a balón parado enturbia un partido en el que los azules fueron superiores durante prácticamente los 90 minutos.

La actuación coral fue sobresaliente, casi como lo fue la suma de las actuaciones individuales de cada uno de los jugadores que disputaron minutos sobre el césped del Carlos Tartiere.
La defensa, comenzando por el debutante Alfonso Herrero, se mostró sólida, solamente con la excepción del gol visitante. La línea de atrás estuvo liderada por un gran Forlín que ganó prácticamente todos los duelos individuales, acompañado de Christian Fernández, que encaja especialmente bien en la línea de tres centrales y de un Carlos Hernández puso la guinda con su tercer gol de la temporada. Los laterales volvieron a mostrarse sueltos en ataque, siendo posiblemente los grandes beneficiados del nuevo dibujo.
Folch y Rocha dieron empaque al equipo. El catalán volvió a ser el volante del conjunto azul después de unas jornadas en las que había pasado más desapercibido y el extremeño realizó un trabajo oscuro que el equipo agradeció sobremanera en fase defensiva.
Otros de los grandes beneficiados con el nuevo esquema son Aarón y Saúl, que ahora tienen más libertad y menos exigencia defensiva. El asturiano fue el líder del equipo y Aarón en los minutos que jugó estaba manteniendo la buena línea de los últimos partidos. 
Yeboah mantuvo el nivel cuando entró, dejando sus mejores minutos hasta la fecha y Miguel Linares continuó respondiendo como mejor sabe, con el gol por bandera. Un rosario de actuaciones individuales que favorecieron la gran actuación de todo el equipo.

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