El Real Oviedo se llevó la victoria en un partido con tintes épicos. El césped del Carlos Tartiere, el día lluvioso y la solera de ambos rivales planteaban un partido de antaño entre dos equipos norteños, entendiendo los azules que no era el día para jugar bonito, y que la vía práctica era por la que había que apostar.
El Oviedo salió intenso desde el pitido inicial y en el minuto cinco en una acción a balón parado, Ramón Folch forzó un claro penalti cometido por Sergio Herrera. Rocha fue el encargado de lanzarlo, pero el disparo se marchó desviado. El fallo no descompuso a los azules, que siguieron intensos achuchando a Osasuna y en una caída a banda izquierda de Miguel Linares el aragonés sacó el centro al segundo palo que encontró en Diegui Johannesson al mejor receptor para alojar el balón en el fondo de las mallas.
El gol fue el premio a la buena salida azul, que mantuvo el nivel hasta la media hora de juego, cuando Osasuna comenzó a desperezarse y se acercó en un par de ocasiones al área de Alfonso aunque sin ni siquiera tirar a puerta, ante un Oviedo que no pasaba excesivos apuros.
En la segunda mitad los navarros salieron conscientes de que necesitaban meter una marcha más. Osasuna creció y generó alguna ocasión, como un disparo de Lucas Torró desde la frontal que tras rebotar en Carlos Hernández se marchó desviado.
Osasuna lo intentó aunque sin generar ocasiones claras y el partido fue muriendo entre las débiles intentonas visitantes y los despejes locales, en un encuentro en el que los carbayones no recibieron ni un tiro a puerta en 90 minutos y con el gol de Johannesson firmaron tres puntos de oro.