Era el partido más esperado de la temporada y así lo demostró la afición del Real Oviedo agotando las entradas para vivirlo en primera persona desde las gradas del estadio Carlos Tartiere. El respetable hizo temblar los cimientos del feudo azul celebrando los dos goles de Mossa que dieron la victoria a su equipo en el derbi asturiano y, en un ambiente inmejorable, disfrutaron de buen fútbol y de grandes emociones.
El temor de la hinchada a que se suspendiera el partido por el penoso estado que presentaba el césped del Tartiere apenas 24 horas antes de celebrarse el choque por la ingente cantidad de agua que ha caído en las últimas horas sobre Oviedo, hizo que llegara a los aledaños del estadio carbayón con el doble de entusiasmo y los nervios a flor de piel, a sabiendas de que el vencedor en esta tarde de domingo se alzaría con la corona del 'equipo del Principado'.
Un título nada desdeñable teniendo en cuenta el pasado más reciente de ambos. Mientras el Real Oviedo pugnaba por volver al fútbol profesional, el Sporting se codeaba con los grandes del balompié nacional en sus años en Primera. Pero ahora las tornas volvían a igualarse y, tras 15 años de espera, el derbi volvía al Carlos Tartiere y despertaba el hambre de fútbol de una afición que parecía que no podría despertar nunca de la pesadilla.
Pero lo hizo, vaya que si lo hizo, en gran parte gracias a los golazos que marcó Mossa y que hicieron que la afición carbayona se olvidara por completo de la lluvia y el frío que atizaban el estadio azul y disfrutara de un espectáculo sin parangón en un entorno de ensueño y con un final que les dejará la sonrisa en la cara al menos hasta la próxima jornada.
La hinchada ha sido ejemplo de actitud y compromiso con el equipo. El Real Oviedo y su afición se sitúan al frente de Asturias tras una tarde de domingo como las de antaño.