Podía haber sido el último tren para el Real Oviedo, pero los azules aprovecharon la oportunidad y sumaron tres puntos vitales para seguir en la pelea y renovar ilusiones de cara a la recta final de temporada.
El Real Oviedo tenía que salir enchufado desde el primer minuto y lo hizo, imprimiendo intensidad y presión tras pérdida, uno de los aspectos que más reclamó Anquela a lo largo de la semana. Linares fue el elegido en punta y las características del partido eran las idóneas para el aragonés, que lideraba todas las presiones carbayonas.
El Lorca no inquietó apenas la portería de Alfonso Herrero y los azules poco a poco iban ganando presencia en campo contrario. Linares y Folch protestaron dos posibles penaltis que no concedió el colegiado y la más clara la tuvo Saúl en el 18'. Tras un buen cambio de orientación de Rocha, el asturiano castigó la espalda de Pina y se plantó solo ante Torgnascioli, pero tras entretenerse en demasía, el guardameta rechazó el disparo.
El Oviedo sólo tuvo que esperar. Los murcianos cometían excesivos errores en defensa y en uno de ellos llegó una acción que marcó el partido. Tras un córner visitante, el Oviedo salió a la contra y en una carrera de Diegui en diagonal a por un balón dividido, Pina le derriba claramente, siendo el lateral derecho expulsado.
El partido se ponía de cara y más todavía un minuto después, cuando llegó el gol de Linares. Saúl centró desde la banda izquierda y Forlín prolongó el centro, que recogió Miguel Linares en el área pequeña. Con instinto, en el lugar adecuado, el aragonés remató a la media vuelta para batir la portería visitante.
El Oviedo aprovechó las condiciones que presentó el partido y castigó incesantemente esa banda izquierda, ya sin Pina y con un Nando fuera de sitio. Las apariciones de Mossa combinando con Saúl eran constantes y en una de ellas llegó otra ocasión clara. Saúl ganó línea de fondo y puso un buen centro al segundo palo, donde Linares la enganchó de primeras, pero el balón rebotó en un contrario cuando el gol ya se cantaba.
Mossa estaba en su salsa por el costado zurdo, cada vez con más confianza y de sus botas nació el segundo gol. Tras irse de su par, ganó línea de fondo y puso un centro medido al segundo palo, donde estaba Miguel Linares para rematar a placer de cabeza.
El partido fue muriendo poco a poco, no sin que el Tartiere mostrara su disconformidad cuando el equipo bajaba la intensidad. El Oviedo volvió a la senda de la victoria y sumó tres puntos vitales de cara a la recta final.