La camisa, sin estrenar

Decepcionante, infructuoso, innecesario e incluso inútil podrían ser los adjetivos que utilizarían los aficionados del Real Oviedo al hablar de la cesión conseguida por la dirección deportiva durante el último mercado invernal: la de Olmes García. El colombiano, que llegó como una solución a una delantera sin olfato goleador, ha acabado siendo un desastre.

Apenas duró algunas horas con la camiseta azul: llegó a Oviedo, fue presentado, entrenó con sus compañeros y se lesionó. Desde aquella mañana en la que se retiraba hacia el vestuario con miembros del cuerpo técnico, no se le ha vuelto a ver. Olmes García, con 120 partidos y 19 goles a sus espaldas en competiciones como la colombiana o la MLS estadounidense, ni siquiera llegó a pisar el Carlos Tartiere en partido oficial. 
"¿Más delanteros? He metido todo lo que tenía de ataque", explicaba Juan Antonio Anquela en rueda de prensa tras la derrota ante la Cultural. El equipo, evidente, ha sufrido problemas en la zona de ataque. Ni Linares ni Toché -que además sufrió una importante lesión- han podido anotar lo esperado y la afición ha reclamado mayor capacidad ofensiva.
La segunda línea, por momentos, sí ayudó, pero el propio técnico ha reconocido durante el curso que la dependencia no podía ser de la segunda línea y que necesitaba la aportación de todos para cubrir los déficits de la plantilla.
Olmes llegó para eso mismo, para aportar, pero se marchará con la camisa sin estrenar.