Los mejores momentos de Linares
Cuatro años dieron para mucho en el caso de Miguel Linares. Para anotar 52 goles, para vivir un ascenso, para disputar tres temporadas en la categoría de plata y para acabar incluso portando el brazalete. El delantero aragonés será recordado entre la hinchada carbayona, ya que era el último superviviente de la época de Segunda B, época de la cual se guardan gran parte de los recuerdos.
Un debut soñado
El calendario fue caprichoso. El primer partido liguero del Real Oviedo en la temporada que Miguel Linares comenzó a vestir la camiseta azul fue ante el Sporting B. Linares fue titular y anotó un doblete que sirvió para darle al equipo de Sergio Egea los tres primeros puntos del año. El conjunto azul comenzó fuerte, con buen resultado y buen juego, generando unas ilusiones que acabaron por cumplirse.
"Yo siempre podré decir que estuve en Astorga"
Un partido más de Segunda B. El Real Oviedo visitaba a un equipo de la zona baja, en un campo que se desbordó ante la masiva afluencia de aficionados azules que abarrotaron La Eragudina. En pleno mes de noviembre, el partido exigía un esfuerzo físico para sobreponerse al barro formado por la incesante lluvia. Un partido con tintes épicos y en el que emergió Linares para conseguir el gol de la victoria. Como él mismo reconoció: "Fue como decir que aquel pozo se quedaba en aquel campo".
No hubo gol, pero sí ascenso
Y en una temporada en la que anotó nada menos que 28 goles, no tuvo el placer de hacerlo en la eliminatoria de play off ante el Cádiz. Aún así, cuajó dos grandes partidos tanto en la ida como en la vuelta y siempre será recordado por su gran año, culminado con ese salto de categoría.
Doblete al Tenerife
En las tres temporadas que jugó en Segunda División, nunca parecía ser el delantero titular, pero siempre acabó jugando como si tal. En la 2016/2017 anotó ocho goles, y alguno importante, como los dos que le marcó al Tenerife que supusieron la victoria por 2-0 y la entrada del Oviedo en play off momentáneamente.
Una dulce despedida
Recordar el último partido quizá pueda traer sentimientos de tristeza, pero viendo como sucedieron los hechos, posiblemente se transforme rápido en orgullo. Un encuentro que se veía venir que podía ser el último y en el que el aragonés falla un penalti en la primera parte. El Tartiere se vuelca y corea su nombre. Linares, lejos de rendirse, consigue anotar en la segunda mitad y el Tartiere volvió a llevarle en volandas.