Ibra Baldé atraviesa un momento delicado en el Real Oviedo. En apenas un año, el atacante senegalés ha pasado de ser héroe en el derbi al anotar un auténtico golazo de chilena, al ostracismo total. La marcha de Juan Antonio Anquela y la posterior llegada de Sergio Egea no le benefició, pasó del once a la grada, y con Javi Rozada no ha mejorado su situación.
"Así es el fútbol. No te puedo decir que pasó algo en concreto, soy la misma persona, con las mismas ganas y la misma profesionalidad. El año pasado, cuando me tocó competir, lo hice de 10. Tengo la tranquilidad de que lo que depende de uno mismo es trabajar bien y luego esperar", explicaba Ibra en una entrevista a 'Ser Deportivos' de Radio Asturias.
Cuestionado por cómo afronta esta etapa de su carrera, el senegalés tiene claro en quien apoyarse en los momentos delicados: "La motivación ahora la encuentro en mi mujer y en algunos compañeros que están en el vestuario que son gente de verdad. Te quedas hablando con uno y con otro, hablas con tu mujer, y todavía te dan más fuerza para que siga en el mundo del fútbol", explicaba.
No obstante, si algo tiene claro Ibra es que no piensa darse por vencido. Se define como una persona mentalmente fuerte y está preparado para jugar cuando Rozada lo considere oportuno: "Me encuentro bien. Uno, cuando no juega, se pregunta qué está pasando, pero en la etapa de Egea se hablaron unas cosas en el vestuario, me quedé en calma y tranquilo, sabiendo que tenía contrato y quería seguir en el Real Oviedo", aseguraba.
"A Egea le pregunté que qué tenía que hacer para jugar. Uno cree que entrena bien, pero igual el entrenador piensa otra cosa. Me dijo que me veía bien y en todos los partidos me llevó convocado. Si uno no cuenta contigo no te convoca, te deja en el barro. No voy a decir que él no contaba conmigo", sentenciaba.