Motivado por los últimos acontecimientos, el director deportivo del Real Oviedo, Francesc Arnau, atendió a los medios de comunicación para analizar la actualidad del club 'carbayón'. Además de los nuevos fichajes, otro nombre que se puso encima de la mesa fue el de Javi Rozada, que cogió las riendas de la primera plantilla el pasado 15 de septiembre.
"Contento e ilusionado por entrenar aquí en mi casa. Lo importante es tratar de recuperar la confianza que nos falta. Estos jugadores ya han demostrado lo buenos que son", declaró en su primera comparecencia pública al frente de la primera plantilla.
Desde entonces, con el equipo colista y principal candidato al descenso, la postura de ese Rozada más tímido y aparentemente introvertido se ha transformado en algo menos de cinco meses. Enérgico y decidido ante los medios, las premisas del exentrenador del Vetusta han levantado la moral de la plantilla hasta sacarla -por ahora- del pozo.
La realidad, palpable por una parte, no está ni mucho menos completa. Habrá que esperar a junio: la fecha de júbilo, frustración, conformismo o profunda pena a la que obliga el propio fútbol, implacable con el tiempo y, sobre todo, con lo que sucede en el transcurso del mismo.
De ese período pende el futuro de Javi Rozada, ratificado de sus funciones por el director deportivo, Francesc Arnau, quien al mismo abrió un abanico de posibilidades para el próximo verano. La pelota -a priori- quedó en el tejado del equipo y de un objetivo incuestionable, "mantener la categoría".
El juicio del presente no admite predicción alguna, pero calma el día a día. O no. "De su futuro no se ha hablado en ningún sitio. Le he dicho al entrenador que se centre, que en lo que tiene que pensar es en los 90 minutos que vienen y en estar fino para tomar las decisiones adecuadas para que el equipo gane. Eso es lo único que se tiene que centrar y en lo único que me centro yo es en ayudarle en ese aspecto. Lo demás ahora mismo no tiene sentido", senteció Arnau.