Un Real Oviedo de categoría

El Real Oviedo, con su victoria en La Romareda sobre el Real Zaragoza, dio un paso adelante en la lucha por la permanencia, triunfo que impidió que el conjunto aragonés recuperase la segunda plaza que tenía a su alcance tras el tropezón del Huesca en el campo del colista, Racing de Santander.

El equipo carbayón ve las cosas más claras en su lucha por la permanencia, y más teniendo en cuenta que el Lugo empató en esta jornada y que el Numancia ganó y que de no haberlo hecho se le habría complicado mucho la situación.

El equipo asturiano volvió a aprovecharse del mal momento del conjunto maño desde el regreso del fútbol tras el parón por el coronavirus y sacó tajada, especialmente, de la debilidad maña en casa donde había perdido los cuatro partidos disputados (Alcorcón, Almería, Huesca y Rayo Vallecano) y que ascienden a cinco, algo que nunca había ocurrido en la historia del club 'blanquillo', tras hacerlo también con el conjunto que dirige José Angel Ziganda.

Además, de paso, el equipo asturiano rompió una estadística demoledora en La Romareda ya que llevaba sin ganar desde la temporada 1990-91 en que lo hizo con Javier Irureta en el banquillo (0-1), con ambos equipos en Primera.

El conjunto de Víctor Fernández, con la derrota, perdió una oportunidad de oro, quizá el último tren para haber sumado los tres puntos y auparse a una segunda plaza que parece quemar a todos los que la pretenden por los continuos fallos entre ellos.

El equipo 'blanquillo' no aprovechó la derrota del Huesca en El Sardinero y sigue a dos puntos de los altoaragonés que continúan dependiendo de sí mismos a falta de dos jornadas para la conclusión del campeonato.

Y lo que para unos supone un desastre para otros es la vida ya que los tres puntos para el Real Oviedo le permiten ver el futuro más claro pues sigue dependiendo de sí mismo para sellar la permanencia.

Comenzó mejor el Real Oviedo con dos oportunidades para haberse adelantado, primero un remate de Alejandro Arribas tras un saque de esquina que dio en la madera y se marchó fuera y un remate del ghanés Samuel Obeng que envió Cristian Alvarez a córner.

El equipo maño también llegó por medio de Nieto en el minuto 12, pero una gran jugada visitante con un centro desde la derecha de Luismi lo aprovechó Obeng para poner por delante a los suyos en el 15 como premio a su dominio y mejor juego.

Aunque los propietarios del terreno sde hicieron con el balón tras el tanto fueron incapaces de romper el sistema de contención de un Oviedo bien plantado y al que la excesiva lentitud en el manejo del esférico de los locales le benefició.

Por contra, aunque el equipo del Principado apenas llegó al área local, cuando lo hacía siempre daba sensación de peligro y más cuando supo sacar provecho de algo que se ha convertido en habitual, los regalos zaragocistas.

Una falta innecesaria de Carlos Vigaray cuando su par estaba arrinconado junto al córner propició un gran gol de Marco Sangalli en un remate de volea en el 45 tras saque del panameño Yoel Bárcenas.

Al minuto de volver al césped tras el descanso el Oviedo pudo haber sentenciado definitivamente la contienda con un penalti cometido sobre Tejera que envió al larguero Rodri.

El Real Zaragoza tiró de orgullo con todo perdido y también espoleado por la pena máxima fallada pero resultó ser un efecto gaseosa que apenas duró unos pocos minutos.

A partir de ahí volvió a ser el equipo poscoronavirus. Sin pegada, cansado física y mentalmente y deprimido, y eso que, al menos, intentó poner más velocidad y más centros al área aunque no con la suficiente precisión como para haber obtenido alguna ventaja.

Contrariamente, el equipo del Principado, muy tranquilo por el marcador, apenas dio opciones a su oponente y, tras un par de buenas ocasiones no concretadas, llegó en tercero que cerraba el encuentro en el 79 en un contrataque en el que robó el balón Yoel Bárcenas y lo finalizó él mismo.

Con todo decidido el exzaragocista Alfredo Ortuño cerró la goleada carbayona en el 90 con un gran disparo ajustado al poste a la media vuelta y poco después Miguel Linares, un ex del Oviedo puso 1-4 para completar el marcador un penalti cometido sobre Luis Suárez que transformó Shinji Kagawa en el último minuto de la prolongación y que fue inútil para los propietarios del terreno.

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