Compitió en la primera parte como no se había visto en toda la temporada y resistió ante un gigante como el Granada en un segundo acto de dominio nazarí total. Esta fue la cara que mostró un Sporting que dejó muy satisfecho a su gente con el vital triunfo ante un todoterreno de esta competición. Todo ello teniendo en cuenta también las bajas con las que contaba Miguel Ángel Ramírez.
El encuentro tuvo dos partes muy bien diferencias. La primera, para despedir al equipo en pie. Qué derroche físico, despliegue, ocasiones y premio. Ese que llegó en el minuto 23 con el remate impecable de Diego Sánchez tras un saque de esquina botado por Pedro Díaz. Sería un pecado cerrar este apartado sin mencionar el enorme trabajo de un Varane que tiene planta de jugadorazo.
En el segundo tiempo, tocaba sufrir. El Granada las tuvo de todos los colores. Pero en esta ocasión la suerte también estuvo del lado rojiblanco. Y, sobre todo, el incansable trabajo de un equipo solidario, desfondado y feliz. Los tres puntos se quedaron en casa y el Sporting respira. Partidos así son los que pide una Mareona entregada.