No está siendo un año fácil para el vestuario del Real Oviedo. Para algunos de los jugadores que llegaron de fuera, menos aún. Es el caso de Sergi Enrich. El delantero llegó a tierras asturianas de la mano de Bolo, quien dijo adiós al club a las pocas semanas de arrancar debido a los malos resultados. A partir, de ahí, el devenir del club no ha cambiado demasiado y tampoco el del atacante carbayón, que ha contado con poco protagonismo.
En su cabeza siempre está ayudar cada vez que pisa el verde, aunque estas ocasiones casi siempre lleguen desde la suplencia. Ahora, con la lesión de Borja Bastón, a Enrich se le presenta la posibilidad de actuar como titular. O, al menos, de tener más opciones de aportar. Tal y como él comenta, en Oviedo y en el club se encuentra muy cómodo, aunque sus palabras denotan cierto sabor a despedida.
Eso fue lo que comentó durante una entrevista de La Nueva España, en la que aseguró que le encantaría dejar un buen sabor de boca entre la afición carbayona. "Tengo la espinita de no haber jugado en otras Ligas y los años pasan. Intentaré acabar lo mejor aquí, que no pasemos apuros y que el año que viene veamos un gran Oviedo ilusionante. Intentaré dar lo máximo y que la afición se quede con un buen recuerdo mío", agregó.
En su vida siempre está muy presente Bolo, un amigo que decidió continuar en Oviedo pese a su destitución. "Lo pasó mal, intentó cerrar una etapa y se dedica a ver qué sale".