El próximo lunes 6 de agosto será el último día en la oficina para Mitxelo Olaizola. Después de 37 años de servicio a la Real Sociedad, el utillero del conjunto txuriurdin y guardián del vestuario donostiarra se jubila. Llegó a la familia realista en junio de 1981, justo después de ganar el título de Liga en El Molinón. Primero encargándose del césped de Zubieta para, poco después, pasar a las funciones en las que ha desempeñado toda su vida laboral, ser utillero del primer equipo.
"Yo llevo la Real dentro desde siempre porque en casa lo hemos vivido con mi hermano mayor jugando en el Sanse. Para mi ha sido mi familia y la Real. He seguido a la Real con mucha pasión, a veces demasiado", confesaba Mitxelo en una entrevista al canal de la Real Sociedad.
Por su cuarto de botas han pasado innumerables jugadores, y no hay uno sólo que no guarde un imborrable recuerdo de Mitxelo. Se ha hecho querer. "Lo que más me ha gustado es el trato diario con los jugadores, es lo mejor que he tenido", recordaba Mitxelo en una entrevista al canal de la Real Sociedad. Algunos jugadores le han dejado huella: Aranzabal, De Pedro, Nihat, Kovacevic, Karpin, Xabi Prieto, Griezmann, "que me decía: mi papi", Rubén Pardo, Illarramendi. También técnicos, como Bernd Kraus y Juanma Lillo.
De estos 37 años se queda "con lo bueno; ha habido cosas malas pero no te quiere acordar", aunque nunca olvidará dos momentos, uno malo, "el día del descenso", otro bueno e inolvidable, "el del ascenso". "Eso nunca lo olvidaré".
Seguro que se emociona porque además de decir adiós al que ha sido su día a día durante más de cuatro décadas, le dará el relevo a su hijo Unai que, junto a José Luis Sánchez, cogerá la responsabilidad de encargarse de todo el material del primer equipo.
De momento, no tiene pensado acudir a Anoeta esta temporada. "Si me siento al lado de uno que empieza a insultar, no puedo". "A la afición le pido que no vaya a chillar, que vaya a animar todo el partido".