El banquillo que presentó la Real ayer sábado en el Wanda Metropolitano dejó una imagen inusual.
Mirando uno a uno los jugadores que estaban sentados al lado de Asier Garitano se pudo ver que eran todos refuerzos que han venido a la Real en las últimas temporadas. Es decir, no había un solo jugador de la casa en el mismo, mientras que en la suplencia sí aparecían todo futbolistas llamados a hacer cosas importantes en un equipo, y de ahí la razón de ficharlos.
Gerónimo Rulli, Adnan Januzaj, Juanmi Jiménez, Theo Hernández y Sandro Ramírez y Diego Llorente fueron los que vieron el partido ante el Atlético en la banqueta. Es cierto que Llorente y Januzaj vienen de lesiones y tienen que ir entrando poco a poco, pero el resto estaba para jugar.
A cambio lo que sí dejó el choque en Madrid fue una Real con ocho canteranos sobre el césped. El once inicial fue el compuesto por: Moyá, Gorosabel, Aritz, Navas, Kevin, Zubeldia, Illarramendi, Zurutuza, Pardo, Sangalli y Willian José. Quitando al portero, al defensa sevillano y al delantero brasileño el resto han salido de la factoría de Zubieta.
Doble lectura por tanto. La ilusión de ver a jugadores de la casa sobre un terreno de juego vistiendo la elástica txuri urdin, y por otro lado la sensación de que algunos de estos refuerzos deben dar un paso adelante para marcar diferencias.