Tenemos que vernos más

A estas alturas de semana imagino que serán pocos los que aún no han visto el anuncio de Ruavieja. Para aquellos que hasta ahora no han podido verlo les recomiendo encarecidamente que no vayan a buscarlo por internet con el móvil, la tablet o el ordenador. A ellos les diré que el anuncio me parece una obra de arte y que me ha llegado a emocionar, habiéndome sacado incluso alguna lágrima que otra. Les diré también que en lugar de buscarlo por las redes sociales bajen al bar de la esquina y pregunten, o hablen con el vecino y díganle que se lo cuente. Y es que precisamente de eso trata del anuncio, de pasar más tiempo con las personas que más queremos y que más importantes son en nuestras vidas, porque según arrojan las estadísticas, nuestras preferencias teóricas en nuestra escala de valores no se traduce con la dura y cruel realidad. Se nos llena la boca diciendo que la familia y los amigos son los más importante para nosotros y a la hora de la verdad, cuando nos ponen un espejo delante y vemos nuestro comportamiento, quedamos retratados. No esperemos a que la vida nos dé un primer aviso para poner freno a esta vorágine que nos arrastra como peces muertos a favor de corriente. Es fácil decirlo y no tanto llevarlo a cabo de verdad, pero yo hace ya un tiempo que me lo propuse y aunque lento, creo que estoy ya en el camino.

¿Y qué tiene que ver todo esto con la Real y el partido ante el Celta? Pues todo y nada. La Real no deja de ser una gran parte de nuestra vida, y no se reduce solo a los noventa y pico minutos del partido. Son esos cafés en el bar de siempre donde entre semana comentas la actualidad txuri-urdin, esos potes antes de entrar en Anoeta donde te juntas con los de siempre, esas comidas previas en la sociedad que desde por la mañana huelen a gesta, esas idas y vueltas en tren o autobús antes y después del partido donde compartes la ilusión por lo que vaya a pasar y las alegrías (y las penas) de lo que ha pasado hace apenas un rato en el campo. Esas largas llamadas de teléfono mientras ves en la televisión los resúmenes y las repeticiones de los goles y los comentas una y otra vez con tu ser querido.

Como decía al principio, no vayáis a ver el anuncio en ningún aparato ni dispositivo electrónico, que os lo cuente alguien cara a cara, que notéis su aliento, su calor humano, como percibimos el calor y el sentimiento de todos y cada que nos sentimos parte de la Real. Porque la vida nos ha brindado la oportunidad de compartir tantas cosas en clave txuri-urdin que sería imperdonable no aprovechar lo que ese sentimiento ha sido capaz unir de una u otra manera a tanta gente. Lo dicho, no estamos tan lejos, tenemos que vernos más.