La Real Sociedad comenzó la temporada con la ilusión por bandera, y con la intención de volver a Europa el año que viene. Se hizo una plantilla con los mimbres suficientes para estar por lo menos peleando por estar entre los equipos de la zona alta, y se contrató a un entrenador que lo tenía muy claro: "vengo para competir con los mejores".
A punto de terminar la primera vuelta y metidos ya en pleno parón navideño, el equipo no ha dado el rendimiento esperado. Sería difícil encontrar una explicación, pero al final se juntan varios factores que han traído la situación actual.
En primer lugar Anoeta. En un año en el que el campo iba a ser especial por estrenar nueva cara y con la grada más cerca del campo, los aficionados han sacado un 10 mientras que los txuri urdin se han quedado en suspenso. Solo una victoria en LaLiga Santander desde que arrancó la temporada, y otra en Copa del Rey. Así es difícil.
Además se une la falta de gol. Willian José no marca desde setiembre, si bien es cierto que sufrió una lesión pero después tampoco ha vuelto a ver puerta, y Sandro aún no se ha estrenado. Solo Oyarzabal ha respondido a las expectativas y eso que su arranque de campeonato no fue el mejor, pero el eibarrés siempre es sinónimo de garantía. Con seis goles es el máximo artillero del equipo en la actualidad.
Atrás el equipo se ha reforzado respecto a la temporada pasada. Es más fuerte y concede menos, pero aun así errores puntuales han derivado en derrotas ante las que la Real se ha visto impotente para darles la vuelta.
Se echa de menos a jugadores como Illarramendi, que debería ser el faro de este equipo, Willian José y sus mencionados goles o Januzaj. Pero por supuesto también a los refuerzos. El conjunto gipuzkoano hizo una apuesta clara por Merino, y el navarro ni siquiera es ahora titular. Sandro no logra abrir la lata y Theo es el único que con sus embestidas está demostrando ser el más rentable de los tres, pero le están penalizando gestos y su carácter, y como consecuencia de ellos se perdió cuatro partidos por sanción.
La Real acaba el 2018 decimoquinta con solo cuatro puntos por encima del descenso. Se puede fallar una vez, dos o incluso tres. Pero no se llega a esta situación solo por mala suerte. La autocrítica es más importante que nunca.