Dice el tópico futbolístico que el delantero vive del gol. Muchas veces sucede que el acierto va por rachas. En el caso de Sandro Ramírez el idilio con la portería contraria es inexistente desde hace mucho, demasiado tiempo. Hay que remontarse a su etapa en el Málaga para recuperar la instantánea del momento más dulce de la relación del canario con gol.
En el club de La Rosaleda marcó 14 dianas en 30 partidos de LaLiga, de los cuales fue titular en 28. En la Copa del Rey anotó dos en el único partido que jugó como malaguista. Fueron tiempos felices. Nunca más ha vuelto a anotar tantos.
Antes, con el Barça B había hecho 15 goles en un total de 61 partidos. Con la primera plantilla blaugrana, 7 en dos cursos.
Con su llegada al Everton se apagó su estrella y su relación con el gol se volvió gélida. En la Premier apenas jugó 16 partidos (735 minutos) y un sólo marcó en una ocasión. Fue en Europa League ante el Atalanta en Goodison Park. El único tanto de la derrota del conjunto inglés por 1-5
Desde aquel 23 de noviembre de 2017 no ha vuelto a ver puerta. Ni en su paso por el Sevilla ni ahora en la Real Sociedad ha podido reconciliarse. El divorcio es claro y patente.
Contra el Betis en Copa y frente al Rayo en LaLiga salió como revulsivo y lo probó todo. Pero nada le salió. Sigue negado de cara a puerta.