La temporada 2006/07 fue un mal sueño en San Sebastián. Una pesadilla de la que no despertaría hasta el año 2010; hasta tres cursos se mantuvo el cuadro txuri urdin en LaLiga SmartBank. Un año después de su centenario, en 2009, volvió a erguir la cabeza.
La Real Sociedad ya ocupaba puestos bajos en la categoría de oro desde los primeros compases. Terminaba la jornada 3 y ya estaba entre los tres peores de la competición, una plaza reservada hasta el final de campaña sin billete de vuelta.
La fecha 38 evidenció la tragedia. Final de Liga y descenso a Segunda División cinco puntos por debajo del Athletic Club, que marcaba la línea roja de la salvación. Ante esa tesitura, los derbis vascos disputados esa temporada adquirieron un tinte de doble grosor.
Aún en la primera vuelta, ambos conjuntos empataron 1-1 en San Mamés con goles de Aduriz y Aramburu, pero fue el choque en Anoeta lo que empezó a decantar la suerte de uno y otro esa misma temporada. Una obra que tendría como protagonista principal a Andoni Iraola, un secundario habitual en términos goleadores que sorprendió en territorio hostil para silenciar a sus vecinos.
Dos mazazos, uno en la primera y otro en la segunda parte, hasta el definitivo 0-2, ambos empujados por una dosis de suerte. Un resultado que hundía más aún al equipo txuri urdin en la tabla, enlazando tres derrotas consecutivas tras vencer a Osasuna en el primer compromiso del año.
El club guipuzcoano no logró evitar el descenso. En la jornada 8, después de ocho derrotas y dos empates, la directiva fulminó a Jose Mari Bakero del cargo, pero el desenlace ya estaba escrito para Miguel Ángel Lotina, que no logró ganar hasta la fecha 15 del campeonato y que acabó hundiéndose junto al barco que navegaba.