El fútbol guarda historias sorprendentes, de amor incondicional a miles de kilómetros. Es el caso de Nima Rafat, un aficionado de la Real Sociedad nacido en Alemania pero de origen iraní y residente en Roma, la capital de Italia. Él se enamoró del club donostiarra cuando apenas era un niño, gracias a que su padre le regaló un álbum de LaLiga Santander en uno de sus viajes a Euskadi.
"Te puedes imaginar lo que sintió un niño de 10 años cuando recibió semejante reliquia. Me hice fan del fútbol español", explicaba Nima Rafat en una entrevista a Mundo Deportivo. "Era del Real Madrid, del Real Betis por su camiseta, del Athletic Club por su historia y también de la Real Sociedad porque venía de proclamarse campeona. Dejé de seguir al Madrid, al Betis y me centré solo en el Athletic y en la Real cuando fui de vacaciones a Bilbao y a San Sebastián. Al principio era del Athletic por su historia y porque todo era muy romántico, pero visité Donostia un par de veces, fui a Anoeta y me enamoré de la ciudad y de la Real", agregaba.
Pero no todo fue siempre de color de rosas, y es que Nima Rafat se dio cuenta del verdadero amor que sentía por el txuri urdin en los momentos más duros: "Me hice verdadero fan cuando la Real bajó a Segunda porque me dio mucha pena que un equipo con tanta historia cayera al infierno. Sentí la necesidad de animarle para que volviese a ser grande", aseguraba, a la par que añadía: "Mi mejor recuerdo fue sin duda el ascenso a Primera. Fui a Donosti a vivir el partido y el ambiente en la ciudad fue espectacular. Quise entrar al estadio pero me fue imposible conseguir ninguna entrada. Por lo menos lo viví en la pantalla fuera del estadio. Todavía se me ponen los pelos de punta", recordaba.
Ahora, mientras pasa la crisis del coronavirus, Nima Rafat sueña con la final de Copa del Rey ante el Athletic, la cual no piensa perderse pese a que es consciente de que no podrá estar en el Estadio de La Cartuja de Sevilla: "Octubre sería una buena fecha para ir. Yo ya tenía pensado ir y eso que en abril no me venía muy bien por tema de trabajo. Sé que no podré entrar, pero ya le he dicho a mi mujer que no sé cuando voy a volver a vivir algo igual", sentenciaba.