Era mucha la rabia que llevaban los jugadores de la Real Sociedad acumulada dentro. Más bien una mezcla de varias cosas a la vez, y desgraciadamente no muy buenas: nervios, impotencia, injusticia, cabreo... pero también había espacio para el orgullo, y fue de este último del que tiraron para darle la vuelta a un partido que se había puesto muy cuesta arriba en el Reale Arena, y al que se llegó al descanso con 0-1 en el marcador a favor del RCD Espanyol.
El equipo no había hecho un primer tiempo brillante, de hecho se le notaba nervioso, pero había que hacer frente a las adversidades como fuera y en el segundo tiempo salió a por todas. Así fue como logró empatar a los diez minutos de la reanudación por medio de Willian José. El objetivo se veía más cerca. Y a menos de diez minutos para el final Alexander Isak lograba el 2-1 que finalmente dejaba los puntos en Donostia. Ya era hora.
Lo que sucedió tras el pitido final lo decía todo. Los jugadores de la Real se fundieron en un abrazo, y celebraron el triunfo por todo lo alto, dejando salir todo lo malo que tenían en su interior. Imanol Alguacil también se contagió de ese momento, y se fundió en un fuerta abrazo con su 'segundo', Mikel Labaka. De hecho el técnico oriotarra, que es transparente al 100%, comenzó su rueda de prensa post partido con un 'desahogo': "Jesus Maria, costó pero llegó".
Además hizo una radiografía de cómo estaba el vestuario tras esta importante victoria: "Para que os hagáis una idea de lo que este grupo estaba sufriendo por no conseguir las victorias, lo hemos celebrado casi como el pase a la final de Copa. Podremos atacar a este grupo por los malos resultados, pero no por todo lo demás. Hoy lo hemos celebrado como el pase a la final de Copa en Miranda. Así que imaginaros las ganas, la ilusión y la tensión que teníamos por lograr la primera victoria después del confinamiento".