La verdad es que parecía increíble que la Real Sociedad que saltó al terreno de juego en la segunda parte en La Nucía fuera la misma del primer tiempo. Los txuri urdin jugaron quizás los mejores 45 minutos desde el confinamiento, y aunque el partido contra el Levante UD llegó 1-1 al descanso daba la impresión de que los guipuzcoanos podían sacarlo adelante. Había vuelto el buen juego, la circulación fluida de balón, las ideas, el potencial ofensivo y el mejor Alexanser Isak con un gol de bandera.
Sin embargo el equipo del segundo tiempo fue otro totalmente distinto en la segunda mitad. Como si hubiera sufrido una metamorfosis negativa tras el paso por vestuarios, ya la que hubiera impulsado, lógicamente sin querer, Imanol Alguacil con un cambio de sistema difícil de entender.
Siempre se dice que si algo funciona no lo cambios. Pues el oriotarra lo hizo. Modificó el habitual 4-3-3 a un 5-3-2. Es decir, de nuevo defensa de cinco. Antes de los diez minutos de la reanudación dio entrada en el terreno de juego a Llorente y Zubeldia, y sacó a Zubimendi y Odegaard. El noruego no hizo un partido brillante, pero estuvo correcto. El canterano por su parte volvió a cumplir con creces.
La idea era alargar los laterales y que tuvieran más llegada, sin necesidad de arriesgar para que el Levante no cazara una contra. Pero esa decisión borró el centro del campo y la Real perdió el balón. Los locales se hicieron con el control del encuentro, y gozaron de alguna buena oportunidad como para haber concretado la remontada. Hubiera sido un desastre teniendo en cuenta la primera parte. Dicen que de todo se aprende. En este caso para ver que la Real sabe hacer bien a lo que viene jugando durante todo el año y que es lo que le ha hecho estar arriba. Al final un punto, pero las expectativas eran mayores teniendo en cuenta que ahora vienen los 'Alpes'. Tras jugar con el Granada CF el próximo viernes tocará medirse contra Villarreal, Sevilla FC y Atlético de Madrid antes de que concluya el campeonato.