¿Cuándo volverán los buenos tiempos?: un año sin público en el Reale Arena
Nos aproximamos al mes de marzo, un mes que desgraciadamente todos recordaremos por lo que aconteció en 2020 con la llegada del coronavirus a la vida diaria. No fue en marzo, sino en febrero el último partido que disputó la Real Sociedad con público en el Reale Arena.
Este domingo 28 de febrero se cumple el primer aniversario de aquel partido, una victoria por 1-0 ante el Real Valladolid con gol de Adnan Januzaj. A buen seguro, los 30.000 espectadores que aquel día se acercaron al feudo txuri urdin no sabían que iba a ser la ultima vez que lo visitarían.
En ese momento, la pandemia no era una preocupación para una afición que vivía el mejor momento de la temporada. Una buena racha de victorias situaba a la Real en puestos europeos y cerca de los puestos de Champions League. Además, dos semanas antes conseguían vencer por 2-1 al Mirandés en la ida de semifinales de Copa del Rey, y cuatro días después se verían las caras en la vuelta.
Así, la Real Sociedad se clasificaría a su primera final de Copa en más de un cuarto de siglo. Una final especial por ser ante el eterno rival, el Athletic Club, y porque el ambientazo que se viviría en Sevilla no tendría parangón. Pero cuando los aficionados comenzaban a planificar sus viajes, el confinamiento trastocó sus vidas para siempre.
Anoeta ya no es un fortín
El confinamiento provocó la paralización de LaLiga Santander y rompió por completo el buen momento del equipo txuri urdin. Cuando retornó la competición, los pupilos de Imanol Alguacil sufrieron un descalabro en la tabla que solventaron a última hora con la clasificación a Europa League.
Pese a que en este año el club tuvo la oportunidad de meter aficionados en el partido ante el Napolés de competición europea, aunque se acabó desechando finalmente en un ejercicio de responsabilidad sin parangón.
Ahora que se está especulando con la posibilidad de que en la recta final de liga haya público, la afición realista deseará volver cuanto antes a Anoeta para convertirlo en el fortín que era hasta entonces.