Todo éxito conlleva un sacrificio. Es lo que le ha pasado a Imanol Alguacil desde el inicio de la temporada. Y es que si ya de por sí el oriotarra es un entrenador que se exige mucho, eñ hecho de estar en medio de una pandemia ha obligado a redoblar los esfuerzos. Así lo confeso el técnico de la Real Sociedad ayer por la noche en El Transistor de Onda Cero al término del partido contra el Athletic Club de la jornada 29 de LaLiga Santander.
"Más que insoportable en la súltimas semanas yo creo que soy una persona seria y con sentido común con el tema de la pandemia. Tengo dos hijos adolescentes, y yo suelo ir temprano a Zubieta, supongo que como todos los entrenadores, y no vuelvo hasta la noche. Estoy en casa con la mascarilla, e intento incluso no cenar con los hijos para evitar cualquier riesgo porque ellos tienen vida social. Y si encima tienes la final en mente y llegas a las 21 horas a casa, estás con la mascarilla y sigues con la cabeza en Zubieta, más que insoportable creo que mi mujej ha estado sin marido y mis hijos sin padre. Imagino que les pasará a muchas familias de los entrenadores porque entiendo que cuando todos nos vamos a casa tenemos la mente en nuestras plantillas nuestros equipos y nuestros jugadores", confesó Imanol Alguacil.
El entrenador de la Real Sociedad añadió que "desde las vacaciones no es que no haya salido a cenar, no he salido ni siquiera a tomar un pincho. No he pisado ni un bar. Yo lo único que he hecho con mi mujer desde que ha empezado la temporada es darme cuatro paseos al monte, no he pisado ni un bar, por eso digo que tengo que agradecer a mí mujer y a mis hijos porque yo tengo que dar ejemplo y ser responsable. Lo único que he hecho como mucho es ir a la peluquería a cortarme el pelo, a echar gasolina, y los cuatro paseos los que he hecho con mi mujer. Nos estamos jugando mucho y estamos en medio de esta pandemia; hay que ser consecuente".
Lo que tiene claro el entrenador oriotarra que sus rutinas no van a cambiar hasta que no finalice la temporada: "Mi mujer sabe cómo voy a estar hasta final de temporada, y ya habrá tiempo de celebrar el título cuando lleguen las vacaciones. En ese sentido ella me conoce, además desde que soy jugador, y sabe lo que es esta profesión. Lo acepta como es, y ya habrá tiempo para celebrarlo. Lo haremos a final de temporada".
Imanol, quien reconoce que "siendo el entrenador de tu equipo todavía se sufre muchísimo más", también confesó en El Transistor que sigue siendo el de siempre, antes de ganar la Copa del Rey: "como entrenador y como persona no he cambiado en nada, pero no hay duda de que hemos entrado en la historia de la Real, y siendo tu equipo en ese sentido te cambian y mucho, porque es hacer historia en tu club. Es un orgullo y una alegría que he podido vivir con mi familia, con toda Gipuzkoa y hemos hecho historia, que no es fácil. Hacer historia con tu club es lo más grande que le puede pasar a uno".
Para terminar, el entrenador de la Real recordó dónde estaba en la final de 1987 y cómo vivía entonces los partidos de los txuri urdin: "Era un chaval que jugaba en el equipo de su pueblo, en Orio, un pueblo en el que se vive más el remo que el fútbol, pero yo siempre he sido un enamorado del fútbol, un chico que sufría mucho con la Real. El típico aficionado que se metía en la habitación a oscuras para escuchar los partidos de la Real Sociedad y que lloraba cuando perdía, y se alegraba mogollón cuando ganaba. En ese sentido tengo un gran recuerdo de aquella gran final, y el haber conseguido ahora, después de 34 años, ser tú el entrenador del equipo campeón, te puedes imaginar..."