El partido transcurrió con normalidad desde el inicio con una Real Sociedad desplegando un juego muy serio y bajo control. Más allá del fútbol, el mayor susto de la primera parte nada tuvo que ver con las ocasiones del Betis. Lo protagonizó Oyarzabal y una de sus rodillas. Cuando el primer acto entraba en su recta final, un mal gesto y las manos levantadas del jugador txuri urdin hicieron presagiar lo peor. El susto hacia el banquillo fue tremendo.
Incluso Imanol dio indicaciones a Barrenetxea para que comenzara a calentar. Sin embargo, el susto se quedó en eso, en un susto. Oyarzabal, a quien fastidió hace unos meses una grave lesión de rodilla, pudo continuar sin aparentes problemas.
Antes, hasta las asistencias de la Real accedieron al terreno de juego rápidamente para atender a Oyarzabal, que hasta ese momento estaba siendo el mejor de la Real, contemporizando y controlando el esférico.
La tranquilidad para los aficionados txuri urdin llegó tras el intermedio, cuando volvieron a ver a uno de sus ídolos regresar al verde sin problemas. Por suerte, todo quedó en un tremendo susto para el propio Mikel y todo el entorno realista.