La Real Sociedad llegó al estadio de Balaídos entre la gran masa de aficionados celestes (y más de un txuri urdin también). Los de Imanol Alguacil vieron el gran ambiente que sus rivales han preparado en la previa del encuentro. Acorde a la importancia de la cita, la hinchada del Celta de Vigo ha prendido bengalas, ondeado banderas y alzado la voz para entonar canciones que alienten a los suyos e intimiden a los visitantes. Sea como fuere, uno de los jugadores aclamados por el público fue el de Brais Méndez, verdugo en el partido liguero.
Y es que su gesto de no celebrar el gol, y posteriores palabras admitiendo que Balaídos siempre será su casa, han debido calar en el seno del celtismo. El de Mos está en un gran momento profesional y personal, pero su humildad y saber siempre de dónde viene le ha permitido mantener el cariño de la que hasta no hace tanto era su afición. Es por eso que, en su regreso a Balaídos, Brais Méndez ha sido, con diferencia, el más jaleado.