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Caos en Niza: aficionados de la Real Sociedad, sin transporte para llegar a sus hoteles

Aficionados de la Real abandonados en Niza (Foto: @AitorErre).
Periodista: Real Sociedad, libros y Praga.

El partido de la Real Sociedad contra el Niza dejó sensaciones agridulces en lo deportivo. Se adelantaron los txuri urdin por medio de un gol de Ander Barrenetxea, pero un error de Aihen Muñoz al filo del descanso echó al traste todo el buen trabajo hecho hasta entonces y Rosario empató para los franceses. En la segunda mitad se notó más el cansancio, y al final los de Imanol Alguacil regresaron a Donostia con un punto que tendrán que hacer bueno ganando el jueves que viene al Alnderlecht en el Reale Arena (18.45 horas).

Sin embargo la peor sensación no fue la de una oportunidad perdida en el Allianz Riviera, lo más desagradable llegó después del partido cuando la afición de la Real desplazada a Niza tuvo que regresar a sus hoteles de concentración. Realzales de todas las edades se vieron literalmente 'tirados' después de bajarse de los autobuses lanzaderas a la salida del estadio, y vieron cómo el autobús dio un rodeo para llegar al punto de partida, lo que les hizo perder el último metro y no tener forma de dirigirse a los respectivos hoteles.

En ELDESMARQUE hemos hablado con algunos de los afectados: "Fue todo un despropósito. Todo se hizo muy tarde y fatal. Como no teníamos ni idea de los temas de seguridad y lo que se iba a hacer cogimos el hotel en el centro de Niza. Para coger la pulsera para entrar al campo había que desplazarse a dos kilómetros del estadio. Allí había mucha policía y estaba todo correcto. A las 19 horas nos metieron al campo, y al acabar el partido nos tuvieron hasta las 23.12 horas dentro hasta que se abrió el cordón policial. En ningún momento estuvimos fuera, no vimos a nadie. Hasta ahí todo muy seguro", cuenta Antxon Rodríguez que fue uno de los seguidores de la Real desplazados a Niza.

Pero los problemas llegaron después: "El trayecto de ida hasta el estadio en los autobuses lanzadera no llevó más de 10 minutos, pero a la salida que también había que coger esos autobuses nos quedamos estupefactos al ver que una media hora después volvíamos al mismo lugar de partida. Cuando por fin nos dejaron donde había que bajarse llegamos tarde al último metro y lo perdimos. Nos dejaron en aquel sitio tirados sin transporte, ni taxis, ni nada. Teníamos que buscarnos la vida. Hasta entonces el tema de seguridad había funcionado bien, y a las doce de la noche que no había nada, es cuando nos dejan tirados. Si llega a aparecer un grupo de ultras ya la teníamos montada. Había gente joven, mayor, niños... y nos dejaron bien tirados sin decirnos nada".

A pesar de la mala experiencia, Antxon ya piensa en el siguiente viaje: "Quiero ir a Plzen. No conozco Praga y así aprovecho para las dos cosas".

Un 'paseo' de dos kilómetros a las doce de la noche hasta el aeropuerto

Como había que buscarse la vida, Antxon y sus hermanas decidieron que no podían quedarse allí esperando una solución. "Al final decidimos ir andando al aeropuerto que estaba a dos kilómetros caminando de donde nos encontrábamos, y siguiendo la línea del tranvía tomamos la misma dirección para llegar hasta allí. Estábamos en un sitio que no conoces, y con nuestras camisetas de la Real puestas. El taxi nos costó 38 euros, pero es lo de menos porque al menos volvimos seguros. Mucha seguridad al principio, y luego cerca de 30 personas se quedaron tiradas".

Los jugadores de la Real Sociedad celebran el gol de Barrenetxea en Niza (Foto: EFE).

Una odisea ya que donde tuvieron que bajarse "no había nadie para preguntar, y ni siquiera el conductor del autobús nos decía algo. Allí nos dejaron y cada uno tuvo que buscarse la vida".

"El meeting point estaba a una distancia como de Anoeta a Oiartzun"

Otro de los aficionados que se vio afectado fue Xabier Almandoz que padeció lo mismo para volver a su hotel en Niza. Así nos lo cuenta en ELDESMARQUE: "Después de salir del estadio y montarnos en el autobús, habíamos recorrido no sé cuántos kilómetros y estábamos de nuevo en el punto de partida. Cuando llegamos al lugar donde nos tenían que dejar ya había acabado el servicio de metro. No sé si el autobús estaba dando vueltas para evitar a ultras, pero el caso es que llevábamos a la policía delante y habíamos terminado otra vez en el estadio. Yo tuve la suerte de que una de las personas que iba conmigo y que era de Mónaco llamó a su mujer para que le fuera a buscar y nos llevó hasta la estación, pero la gente se quedó literalmente tirada".

Eso remataba el hecho de que en la previa habían situado el meeting point a diez kilómetros del estadio: "Casi como ir de Anoeta a Oiartzun", apunta Xabier, quien recuerda que "al final hubo que tirar de Uber. Pero había gente que como es lógico no tenía la aplicación o no sabía cómo usarla". Además el lugar donde les tocó esperar para encontrar una solución no era precisamente el más seguro, una especie de descampado sin nada alrededor, en un barrio en el que los vecinos han denucniado en alguna ocasión la inseguridad y las condiciones de vida.

Esperando un tranvía que nunca llegó

Aitor es un tercer aficionado de la treintena que sufrió la pesadilla de no tener cómo volver a su hotel de concentración. Aunque el horario de los tranvías ya había terminado cuando el autobús les dejó en el lugar indicado para bajarse bastante más tarde de lo previsto, unos conductores de tranvía que hacían el sentido inverso de la marcha les comentaron que sí habría algún tranvía que pasarían por el centro. Sin embargo hora y media después nunca se supo de ese transporte.

Así lo cuenta en el siguiente hilo:

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