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Y tras Zaragoza, nada ha cambiado

Ángel Velasco B.

Como podría afirmar Abel Resino, el Real Valladolid necesitaba hace unas semanas una "victoria psicológica". A los de Miguel Ángel Portugal les urgía un partido en el que pudieran demostrar con puntos todo aquello de lo que eran capaces y ese partido llegó en La Romareda. Al menos sobre el papel. La victoria (0-2) ante un equipo que llevaba siete jornadas sin recibir un gol y que en ese momento era el equipo más en forma de la categoría, hacía ver el futuro de una forma mucho más positiva. Los pucelanos tenían en su mano la oportunidad de demostrar todo lo que habían mejorado en las últimas fechas, pero nada ha sido real. Tras ganar en Zaragoza, el Real Valladolid ha conseguido un punto de nueve. Ha firmado dos derrotas como local y un empate como visitante. Todo ello le hace volver a ver los puestos de descenso demasiado cerca.

Dos derrotas en Zorrilla

Lo más preocupante de la versión pucelana tras ganar en Zaragoza se ha visto en el estadio José Zorrilla, allí donde el equipo, teóricamente, debe hacerse más fuerte. Junto a su afición, los de Miguel Ángel Portugal no ganan desde el 25 de octubre y sus últimos dos partidos se cuentan por derrotas. Tanto Osasuna como Alavés se han llevado los tres puntos del estadio José Zorrilla con relativa facilidad. Pese a ser ambas derrotas por la mínima, la sensación es que el Pucela no ha conseguido oponer demasiada resistencia en ambos partidos. Ante los navarros la expulsión de Marcelo Silva condicionó el partido pero a un equipo como el banquivioleta , en su estadio y con la necesidad de puntos que tiene, la exigencia debe ser mucho más alta.
Las peticiones deben ser mayores en diferentes aspectos. En el juego, el equipo tiene que mejorar. En la personalidad, los de Portugal deben crecer y en la transmisión de ilusión se debe hacer una metamorfosis. El equipo vuelve a vivir un punto bajo, un momento delicadísimo, que guarda demasiadas similitudes con el momento en el que Gaizka Garitano dejó el banquillo blanquivioleta y Miguel Ángel Portugal firmó por la entidad pucelana.

Sólo diez tiros a puerta

Uno de los mayores problemas que posee el Real Valladolid es a nivel ofensivo. De sus últimos cuatro goles anotados, sólo el de Juan Villar el pasado sábado es de jugada blanquivioleta. Ante el Real Zaragaoza los dos tantos fueron de penalti y en propia puerta, mientras que el Ángel Carro, el gol de Guzmán Casaseca llegó desde los 11 metros. Con ellos, el Real Valladolid ha firmado solamente 10 tiros a puerta en los últimos tres partidos. Es decir, al equipo le cuesta firmar un disparo 27 minutos. Casi media hora para buscar un gol, que, generalmente, no llega, y que está obligando al Real Valladolid a agradecer las últimas derrotas de Huesca y Llagostera para no vivir en puestos de descenso.

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