De todos es conocido que el Real Valladolid no está teniendo suerte con los arbitrajes en los primeros meses de campeonato. El conjunto pucelano lleva disputados un total de 18 partidos de Liga en los que ha visto nada más y nada menos que 67 amarillas y 6 rojas, con una media, por lo tanto, de 3,7 tarjetas por jornada, solo superada por el Deportivo Alavés, actual líder de la tabla.
A priori, puede parecer que hay que remontarse bastante tiempo atrás para encontrar unos números similares en el aspecto disciplinario antes del parón navideño pero, aunque en esta temporada se supera con creces las cifras de las últimas (2,4 cartulinas por encuentro en la 2008-09 y en la 2014-15; 2,5 en la 2007-08 y en la 2012-13; 2,6 en la 2011-12 y en la 2013-14; 2,7 en la 2009-10 y 3,1 en la 2010-11), hay una campaña no muy lejana en la que a los jugadores blanquivioleta les mostraron una media de tarjetas superior a la del presente curso: la del ascenso con José Luis Mendilibar (2006-07), con 3,8 amarillas por partido.
En cuanto a las expulsiones, el precedente es aún más reciente. En la 2009-10, los vallisoletanos también veían 6 rojas antes de fin de año, pero con tres jornadas menos disputadas.
La situación se ha tranquilizado un poco más desde la llegada de Miguel Ángel Portugal, a pesar de que el propio entrenador sufriera una expulsión en Albacete, perdonada finalmente por el Comité de Apelación, que le permitía sentarse en el banquillo ante el Tenerife.
En 9 encuentros ligueros con Gaizka Garitano, el equipo veía 40 amarillas y 3 rojas, es decir, 4,4 tarjetas por partido. Con el técnico burgalés han sido hasta el momento 27 tarjetas y 2 rojas, lo que hacen una media de 3 por choque.