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La increíble historia de la UE Llagostera

Jesús P. Baraja

En la temporada 2003-2004, el Real Valladolid de Fernando Vázquez, primero, y Antonio Santos, después, abandonaba la Primera División tras una segunda vuelta calamitosa en la que el gallego era destituido a falta de cuatro jornadas para el final. Simultáneamente, un pequeño club, la Unió Esportiva Llagostera, que tan solo tenía 15 años de vida, disputaba sus encuentros en el Grupo XVI de la Segunda Territorial Catalana, la octava categoría nacional. Por aquel entonces, nadie se imaginaba lo que iba a ocurrir con ese equipo de una localidad de poco más de 8.000 habitantes.

En junio de 2005 lograba subir a Primera Territorial como segundo clasificado. Solo era el principio de su increíble historia. En 2006 daba el salto a Preferente Territorial como campeón del Grupo I y, sin pausa, dejaba la categoría en apenas dos años (2008) al quedar segundo en la tabla. Los azulgrana llegaban a la Primera Catalana, donde, gracias a la tercera plaza, se ganaban el derecho a luchar por el ascenso, el cual, volvían a conseguir en 2009. En su primera campaña (2009/10) en el grupo catalán de Tercera División, el Llagostera terminaba octavo. Y solo un año más tarde, en 2011, celebraba otro ascenso, a Segunda División B, tras clasificarse como segundo y salir victorioso del play-off. El conjunto dirigido por Oriol Alsina y presidido por Isabel Tarragó, que además son matrimonio, no tardaba en coger el aire a la categoría semiprofesional y, en el curso 2011/12, se quedaba a un solo punto de disputar la fase de ascenso.
Una temporada después (2012/13), el equipo terminaba décimo. Pero el Llagostera quería seguir desafiando a la lógica y, en 2014, obtenía el liderato del Grupo III de la categoría de bronce. Los gerundenses perdían la opción directa de subir en una polémica eliminatoria con el Real Racing Club de Santander que se decidía en el partido de vuelta con un gol en propia puerta en el minuto 89. Pero los azulgrana supieron rehacerse y daban el último golpe sobre la mesa ante el Club Gimnàstic de Tarragona en su estadio y ante su afición. Lo habían logrado, les esperaba la Segunda División y el fútbol profesional. En total, seis ascensos en nueve años, situación que ponía de manifiesto el crecimiento desmesurado del club, difícil de imaginar años atrás.
El campo del Llagostera, de hierba artificial, no puede acoger partidos de la Liga de Fútbol Profesional. Por eso, el conjunto azulgrana disputa sus encuentros como local en el Estadio Municipal-Costa Brava de Palamós, por donde han pasado en estas dos temporadas equipos históricos de los que, no hace tanto, les separaba nada más y nada menos que 7 categorías. Real Betis Balompié, Club Atlético Osasuna, Real Zaragoza o el propio Real Valladolid han vivido la dureza de enfrentarse a los de Oriol Alsina. Incluso el Pucela ha caído derrotado con contundencia en sus tres choques disputados hasta la fecha ante los catalanes. El sábado visitan el Nuevo Estadio José Zorrilla y, aunque su situación en la tabla no es la más idónea, ya saben lo que es ganar en el coliseo vallisoletano.

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