Una cesión muy ensombrecida por Kepa

El Real Valladolid 2015/2016 ha tenido muy pocas realidades en su largo peregrinaje de 42 jornadas. El fracaso de la planificación y de los diferentes cambios de entrenador fue una de ellas. Que Kepa Arrizabalaga era uno de los pocos fijos en el equipo, otra. Esa seguridad sobre el portero vasco, que "llegó, cumplió y regreso al Athletic Club" dejaba en un segundo plano a Bruno Varela. La planificación blanquivioleta ha sido tal desastre en la temporada que ha terminado que la realidad es que el portero suplente, sin lesionarse, ha jugado menos partidos que Julio Iricibar, el tercer portero del primer equipo y aquel que tenía ficha del filial.

 

En la última jornada

El meta portugués, en las mismas condiciones que Kepa, solo pudo jugar en el último encuentro liguero. En la derrota (1-3) ante el Real Club Deportivo Mallorca, el futbolista cedido por el SL Benfica se estrenaba en el Nuevo Estadio José Zorrilla. Lo hacía porque el Pucela de Alberto López ya no se jugaba nada y no porque se premiara su buen trabajo. Pese a no intervenir más que en 90 minutos de la temporada, la dedicación y la profesionalidad del '13' pucelano han sido brillantes.
Bruno, en una cesión totalmente ensombrecida por el trabajo de Kepa y el puesto que el portero vasco tenía con los diferentes preparadores, no ha podido demostrar ese potencial que sí se ha visto con el combinado Sub-21 luso. En partidos internacionales el portero ha tenido más intervenciones y protagonismo que en su club. Pese a esta situación que se convertía en dolencia para el cancerbero, el jugador nunca bajó los brazos. Trabajó para que le llegara esa oportunidad y peleó para ayudar a sus compañeros.
Derrumbando todas las teorías de que aquel futbolista sin vinculación más allá del próximo 30 de junio no estaba comprometido con el club, la actitud del portugués en la derrota (1-2) ante el Real Zaragoza en Zorrilla es una de las imágenes de la temporada y define a un jugador que se marcha por el camino por el que llegó pero con un solo partido blanquivioleta, aquél que cerraba una horrible campaña por la que hasta él tuvo que pedir perdón.