El Pucela planta cara al Celta

Pese a que al Real Valladolid le queda muchísimo trabajo por delante, hay algo que ha cambiado radicalmente y que no necesita un entrenamiento exhaustivo. Se tiene, o no se tiene. E igual que la temporada pasada ni se disimulaba, este curso apunta a que no faltará. La actitud, abandonada a su suerte con Garitano, Portugal y Alberto, es innegociable con Paco Herrera. Su continua motivación lleva en volandas al Real Valladolid. Quizás no sea suficiente para ganar partidos, pero es imprescindible y tenerla garantiza que el Pucela, en inferioridad de condiciones, consiga competir y dar la cara frente a un equipo de Europa League como el Celta. Además, después de una semana exigente que hacía llegar a los vallisoletanos con las piernas cargadas, como ya había advertido Paco Herrera.

Con todos estos ingredientes, fue el Celta de Berizzo el que no mostró herencia alguna del paso del técnico extremeño por Vigo, al que cambió la cara durante sus temporadas en Balaídos. Apático y fuera de forma, pero ampliamente respaldado en las gradas de Melgaço, a los celestes les queda muchísimo trabajo por delante. Solo la calidad individual de alguno de sus jugadores le libró de la quema en el amistoso en tierras portuguesas, pero el Real Valladolid no le perdió la cara al partido en ningún momento. 

Dos partes diferentes

El encuentro diferenció dos partes por los onces presentados. Durante los primeros 45 minutos, el Pucela solo hizo un cambio: Anuar por Luismi. El resto aguantaron bajo el calor que acompaña al Real Valladolid desde su llegada a orillas del Miño. Con intensidad y detalles de lo que Herrera quiere mostrar sobre el tapete, el Pucela no desmereció la ventaja con la que se fue al descanso. Tuvo las ocasiones más claras y puso en aprietos a Rubén Blanco. En la otra portería, Becerra tuvo trabajo durante diez minutos, entorno a la primera media hora de juego y antes de que el partido tuviese un tiempo muerto para hidratarse.
La primera ocasión fue para Villar tras una buena acción de Moyano y un centro excelente de Joan Jordán, que debutó con solo una sesión de entrenamiento en sus piernas. La jugada fue anulada por fuera de juego. Con el paso de los minutos, fue destacando Ibán Salvador, demostrando verticalidad y pegada. El catalán forzó una falta en la frontal del área que él mismo asumió y que acabó en un córner a favor previo rebote en la barrera del Celta. Ese saque de esquina lo botó Renzo Zambrano, piropeado por Paco Herrera en la previa, y buscó la cabeza del grandón Álex Pérez, que molestó lo justo a Wass en una disputa aérea que favoreció a Jaime Mata. El ex del Girona supo cazar el esférico en el área pequeña y batir a Rubén para hacer su primer gol de la pretemporada.

Superiodad viguesa

En la segunda parte, el Real Valladolid se desdibujó. Bajó el ritmo y perdió mordiente, mientras el Celta aparcó la modorra y se puso el mono de trabajo, aupados por un acelerado y acertado Bongonda, que pondría las tablas al poco de la reanudación en una jugada personal por la izquierda y un disparo cruzado que superó a Pau. Cambiado el guión, fue Sergio Álvarez el que apenas tuvo intervenciones, pues costaba ver al Real Valladolid pisar área contraria. El Celta se creció y levantó el partido aprovechando la fragilidad defensiva blanquivioleta, que echó de menos la solvencia y liderazgo que Rafa López había otorgado durante el primer tiempo. Guitián, del que se espera mucho más, flaqueó en una jugada de nuevo por banda izquierda y un centrochut despistó a Pau y colocó el 1-2.
Poco más mostró el partido de ahí al final. Los jugadores de Paco Herrera, con evidente cansancio acumulado, como había avisado el míster pucelano durante la semana, se vieron claramente superados y fueron incapaces de buscar el tanto del empate. El conjunto vigués tampoco quiso hacer más sangre y alzó el trofeo ante un Real Valladolid que, a pesar de la derrota, va por el buen camino.