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Agonía por la salvación

Ángel Velasco B.

En el Real Valladolid no es todo paz y alegría. Quedan muchos meses y partidos para saber si el ambiente es el soñado pero muchos integrantes del Girona FC así lo van a ver cuando lleguen a Pucela este próximo sábado. 102 días después de su última visita, el club blanquivioleta ha cambiado mucho. El pasado 24 de mayo, cuando los de Pablo Machín visitaron el Estadio José Zorrilla por última vez, los catalanes vieron un club en destrucción que sufrió ante ellos para obtener un punto que le acercara a la salvación en la categoría. Ahora, poco más de tres meses de aquel encuentro, los dos equipos se vuelven a encontrar en el mismo escenario aunque en un contexto de partido muy diferente.

 
Actualmente no hay prisas por el objetivos ni por obtener puntos. En estos momentos, el Real Valladolid y el Girona viven la aclimatación a dos ambiciosos proyectos que deben dar tiempo y confianza a los muchos cambios realizados. Pese a que han transcurrido un puñado de semanas, solamente pueden repetir 12 jugadores de aquel encuentro de mayo. Si bien dos de ellos, Isaac Becerra y Jaime Mata, han cambiado de equipos y ahora son pucelanos, del bando blanquivioleta pueden repetir Javi Moyano, que fue titular y disputó los 90 minutos, y Jose Arnáiz, que fue el primer cambio y que jugó 25 minutos. La entrada al campo del único goleador en la actualidad por parte pucelana elevó la emoción de un estadio que despidió entre pitos a su equipo, todo lo contrario de lo que envuelve actualmente al mundo blanquivioleta.

Poca recompensa

La situación no era sencilla. Quedaban pocas semanas para terminar la triste campaña 2015/2016 y nadie se salvaba. Pese a ello, los de Alberto López firmaron un digno encuentro. Pelearon, lucharon y trabajaron a un elevado nivel. Tristemente no consiguieron más que un punto. Escaso botín para un magnífico trabajo del equipo o, al menos, para la demanda del entrenador vasco. En su rueda de prensa posterior aseguró que notó "fatigado" al equipo y que sentía que el esfuerzo que él ha visto en los jugadores no se había recompensado tras el pitido final con un aplauso y sí con una pitada. El público estalló y no lo hizo contra ningún jugador en concreto ni contra el propio entrenador. El enfado era global. La temporada dolía y ésta tenía que terminar para comenzar lo que se vive actualmente.
Para sentir la ilusión pucelana del momento, la reconstrucción fue total y, así, solo Moyano, nombrado recientemente capitán del equipo, podría repetir del once titular. De la disposición de Kepa Arrizabalaga; Javi Moyano, Marcelo Silva, Juanpe Ramírez, Nikos Karampelas; Álvaro Rubio, Borja Fernández; Juan Villar, Pedro Tiba, Manu del Moral; y Roger Martí solo quedan recuerdos. Restan pocos nombres de un duelo al que entraron el ya mencionado José y Rodri Ríos y Óscar González para firmar un empate que el entrenador firmó y aprobó.
Dos partidos después de aquel encuentro y con la salvación ya firmada, Alberto hacía las maletas y el peor Pucela de la historia reciente daba paso a una nueva etapa que, tras las dos primeras jornadas, ilusiona pero que, como en muchas ocasiones, necesita tiempo para no revivir la triste agonía que se sufrió en la última visita del Girona. Un recuerdo reciente y muy marcado. Demasiado.

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