Lo que se planteaba este lunes como una jornada de descanso para la plantilla del Real Valladolid terminó convirtiéndose en un ajetreado día tanto en las oficinas del Nuevo Estadio José Zorrilla como fuera de ellas. Todo después de la sonrojante derrota por 6-2 en el Estadio Ramón Sánchez Pizjuán. Una goleada que ha levantado ampollas en el seno del Club y que ha dejado a Paco Herrera en una complicada situación.
A la reunión producida entre el entrenador, Carlos Suárez y Braulio Vázquez, en la que se reflexionó sobre las causas del bochorno de Sevilla, le siguió, bien entrada la tarde, otra que no estaba prevista y sin la presencia del cuerpo técnico. El presidente sorprendía y decidía convocar a los jugadores blanquivioleta en su día de descanso. El lugar era una incógnita. De hecho, ni los propios futbolistas lo tenían del todo claro. Mientras Míchel Herrero llegaba al Nuevo Estadio José Zorrilla minutos antes de las 19.00 horas, jugadores como André Leão, Javi Moyano o Isaac Becerra hacían lo propio de forma simultánea a la Residencia del Club en el barrio de Parquesol. En ambos casos, al no encontrarse con ninguno de sus compañeros, se ponían en contacto con el Club para salir de la confusión: la reunión se iba a producir en el centro de la ciudad, en el Hotel Gareus, donde acudían la mayoría de los miembros de la plantilla sobre las 19.15.
Dos horas más tarde, cerca de las 21.15 horas, con varios trabajadores de la entidad y medios de comunicación esperando en la puerta, los futbolistas abandonaban el lugar sin hacer ningún tipo de declaración. Solo faltaba esperar al máximo mandatario y al Director Deportivo, que finalmente no se dejaban ver ante la prensa. Ambos salían del garaje del hotel en sus respectivos coches poniendo punto y final a una movida jornada que tendrá continuidad este martes con la vuelta del equipo a los entrenamientos a las órdenes de un cuestionado Paco Herrera.