La victoria (2-1) del Real Valladolid sobre el Elche CF este pasado sábado rebajaba mucho la crispación que se vivía en el Nuevo Estadio José Zorrilla. El equipo de Paco Herrera y, sobre todo, el entrenador extremeño, se jugaban el futuro en el duelo ante los ilicitanos. Por suerte se ganó el partido y los blanquivioleta no revivieron, un año después, el movimiento que se produjo en las mismas fechas del año 2016. Hace justo un año era presentado Alberto López como nuevo técnico blanquivioleta. El que fuera portero pucelano llegaba para sustituir a Miguel Ángel Portugal en la última bala del Pucela para salvar la temporada.
Carlos Suárez tomaba el control de la situación y optaba por un nuevo cambio en el banquillo. El máximo accionista blanquivioleta buscaba un tercer entrenador de la temporada en una maniobra final. Tras la situación dolorosa de destituir a Gaizka Garitano tras solo 10 partidos como entrenador, la llegada de Portugal no supuso el cambio de dinámica que esperaba y deseaba el Club. Por ello llegaba Alberto López con la idea clara de variar el objetivo. La realidad blanquivioleta era no perder la categoría y este cumplió el objetivo.
La derrota (1-0) en el Estadio de El Sadar ante el Atlético Osasuna, con gol de Juan Francisco Martínez 'Nino', cambiaba la situación vallisoletana. De igual forma podía haber ocurrido este pasado sábado. Un gol del experimentado delantero almeriense hubiera supuesto el cambio de rumbo del pucelano, la variación del objetivo y, muy posiblemente, la salida del entrenador pacense. Por suerte, el tanto final fue de Jose Arnáiz y no de Nino y con él, el Real Valladolid respiraba y ve el cambio en el banquillo de hace un año como una mala pesadilla. No como una repetición, una opción que se manejaría durante la semana pasada.