Hace poco más de un año, Luis César Sampedro sonó con mucha fuerza para sustituir a Víctor Sánchez del Amo en el Deportivo de la Coruña. Por aquel entonces, ElDesmarque entrevistó a Jona Mejía, delantero que esta temporada ha estado en el UCAM Murcia y que compartió vestuario con Luis César en el Albacete. Sus palabras definen al que durante la 2017/2018 será el responsable de enderezar la nave blanquivioleta.
¿Qué estilo de juego le gusta practicar a Luis César?
¿Qué pasó esta temporada para que acabara siendo despedido?
¿Te sorprende que haya sonado para el Dépor en Primera?
¿Qué destacarías con respecto a otros entrenadores que has tenido?
Digamos que es un loco del fútbol. Sabe perfectamente cómo tiene que hacer las cosas para ganarle al rival. Eso me sorprendió increíblemente. En su cabeza nunca deja de pensar en torno al fútbol y a los demás equipos. Conoce muchísimo y sabe muchísimo. Fue lo que más me sorprendió. Desde el lunes, el ya sabía perfectamente todos los puntos débiles del otro equipo y, desde el mismo lunes, empezábamos a trabajar para intentar llevarnos los tres puntos. A la hora de jugar los partidos, te das cuenta de que era verdad. Todo lo que él entrenaba durante la semana y nos exponía a nosotros sobre el otro equipo, era verdad.
¿Cómo es su trato con los jugadores?
Para mí tiene un buen trato hacia los jugadores. No tengo ningún pero con él, todo lo contrario. Después está claro que cada situación personal es un mundo. A lo mejor, un jugador que juegue menos te puede dar otro punto de vista pero, para mí, tanto como persona como entrenador, superbien.
¿Crees que se le podría escapar un vestuario, que es es el principal problema que ha tenido Víctor?
A esta pregunta te doy un no rotundo. Un no rotundo. Por lo menos, lo que yo he visto de él, digo que no rotundamente porque es un entrenador que va de cara. Dice las cosas tal y como las piensa, tal y como las ve, y en ese sentido, si tuviera que hablar directamente con alguno y tomar alguna medida, creo que lo haría a las primeras de cambio para que el vestuario no se viera afectado.