Llegado al Nuevo Estadio José Zorrilla en el último suspiro del mercado de fichajes del verano de 2016, Raúl de Tomás se convertiría en la gran estrella del último Real Valladolid, con permiso de Jose Arnáiz. El madrileño, llegado con ficha de filial pero muy consciente de cuál iba a ser su sitio, fue tomando protagonismo poco a poco. Su camino hasta ser un titular indiscutible en el último tramo de la temporada, cuando disputó 10 partidos consecutivos como titular, no fue sencillo. Hasta ser elegido mejor jugador de la temporada, el '47' tuvo que vivir muchos minutos en el banquillo. Seleccionado casi siempre en las citaciones de Paco Herrera, ya que sólo faltó a dos citaciones desde su debut, no sería hasta el tramo final cuando se hizo con un puesto de referencia y relevancia.
Hasta esa última decena de partidos, el canterano del Real Madrid alternaba esporádicas titularidades con entradas desde el banquillo. Con sólo nueve encuentros completos en toda la temporada, entre LaLiga 1|2|3 y la Copa del Rey, uno de los objetivos más deseados del actual mercado de fichajes, comenzaba a mostrar su calidad y su talento goleador con cuentagotas. No era una tarea sencilla para el futbolista. El jugador no sentía confianza al ver muy lastradas sus participaciones. Pese a la poca relevancia que se le mostraba desde el cuerpo técnico, el Real Valladolid como Club siempre le tuvo marcado como un jugador importante y un deseo a largo plazo. Tanto fue así que desde diciembre se sabe que el Pucela quiere contar con él en propiedad.
Con una exigencia del entorno para que el ex del Córdoba CF fuese titular, el jugador fue creciendo a pasos agigantados tras el cambio de año. El tanto de la victoria (1-0) firmado ante el Reus Deportiu desató a un jugador que, con confianza, minutos y rodaje, se hizo importante e insustituible. El único con coraje, ambición y amor propio en la debacle (6-2) ante el Sevilla Atlético, sus números en el tramo final de temporada mostrarían la fuerza y el talento de un jugador único para el Real Valladolid de Paco Herrera.
Una referencia dentro del área que por el juego del equipo no se supo explotar hasta la llegada y la consagración de Cristian Espinoza. Con el cambio de sistema que provocó la llegada del extremo argentino, De Tomás se hizo un fijo en los esquemas de Herrera. ¡Por fin! Calidad, goles, presencia y fuerza. Todo lo que se le había demandado al equipo en la temporada y, muy posiblemente, aquéllo que buscó Braulio Vázquez en el último mercado de fichaje, ya estaba en el equipo.
Pese a no llegar al play off, las opciones de pelearlo hasta el último partido ante el Cádiz CF fueron firmadas y provocadas por el '47'. Los cinco goles en las últimas nueve jornadas dejan una marca que, ahora, con su despedida y sus pocas opciones de seguir, duele. El sentimiento se rompe al ver marchar a la última gran estrella ofensiva del Real Valladolid.