La buena situación del Real Valladolid, que es segundo clasificado y que se encuentra en zona de ascenso directo a Primera División, hace que los datos negativos que deja el equipo de Luis César Sampedro sean vistos casi más como un riesgo que deja su estilo ambicioso y ofensivo de fútbol, que como un problema y un aspecto a mejorar. Que el equipo blanquivioleta sea uno de los conjuntos más goleadores de las últimas cinco temporadas en LaLiga 1|2|3 y el más realizador en la actualidad es el riesgo que provoca que el actual Pucela sea la segunda peor versión vallisoletana en los últimos nueve equipos que han competido en Segunda División.
Desde 2004, el Real Valladolid vive, con ésta, un total de nueve campañas en la categoría de plata del fútbol español. En ellas, y obviando la temporada 2004/2005, con Sergio Kresic en el banquillo, el Nuevo Estadio José Zorrilla no había visto a un equipo con peores registros defensivos. Los 10 goles encajados y la aislada jornada en la que Jordi Masip dejaba su portería a cero son datos que ni el mal inicio de Gaizka Garitano en la campaña 2015/2016 tenía.
Salvo por aquel inicio de temporada en 2004, en el que los pucelanos encajaron 11 goles y no consiguieron dejar su meta a cero en ninguno de los primeros siete partidos ligueros, el Real Valladolid siempre ha sido más fiable en el contexto defensivo que el actual Pucela. En los primeros siete partidos ligueros siempre se conseguía, como poco, dejar la puerta cerrada en dos ocasiones y nunca se superaban los nueve tantos encajados.
En esta ocasión, todo es diferente. El Real Valladolid sólo ha dejado su marco a cero en la victoria (2-0) ante el Club Deportivo Tenerife y ha encajado un total de 10 goles. Datos negativos a nivel defensivo y que muestran el estilo de un Luis César Sampedro que quiere ser ambicioso en el campo contrario y, con ello, deja espacios a su espalda. Un riesgo que por el momento no le lastra pero que sí le deja en aspectos negativos en relación a las últimas nueve temporadas del equipo en la categoría.