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A la tercera fue la vencida

Fernando Calero y Kiko Olivas, durante un entrenamiento.
ElDesmarque

Los números no invitaban al optimismo. La lesión del grancanario Deivid Rodríguez no suponía sólo un problema para el Real Valladolid de escasez de alternativas en el centro de la defensa. Y es que cuando Luis César Sampedro había optado por la pareja ahora obligada, Kiko Olivas y Fernando Calero, los resultados no habían sido buenos para el conjunto blanquivioleta.

 
 
Tras el empate y la derrota en sus dos encuentros como dupla, frente a la Sociedad Deportiva Huesca llegó la victoria. Eso sí, su rendimiento dejó alguna duda como dúo, especialmente en el caso del antequerano. El penalti por la mano en el área que supuso el 2-2 volvió a poner el foco sobre Olivas. Calero afinó mucho más y demostró un grado de veteranía nunca visto en él ante el enfado de Chimy Ávila. El canterano consiguió templarse para ponerse a la altura del jugador rival, que perdió los nervios y fue expulsado.
Con estos últimos 90 minutos juntos, ambos suman ya un total de 270, con cuatro puntos logrados de nueve posibles y un dato algo preocupante: siete goles encajados.

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