El Real Valladolid está al "límite de la esperanza". Un error o una derrota marca el final de la temporada. El equipo blanquivioleta ha consumido, con creces, el margen de error de la temporada. Ganar vale para seguir creyendo en el play off pero perder, por el contrario, es sinónimo de cerrar la temporada. Quemando el término 'final' desde el comienzo de temporada, la visita del Cádiz CF al Nuevo Estadio José Zorrilla si aglutinaba todos los términos de un partido decisivo. Para unos y para otros.
Si bien el equipo de Álvaro Cervera se jugaba cerrar una mala racha de cinco semanas sin jugar sin Álvaro García, el Real Valladolid lo hacía sin Jaime Mata pero con la base de la victoria (1-2) al Real Oviedo. Con la entrada de Toni Martínez en el puesto del '9', el Pucela jugaba una final en la que no valía otro resultado que una victoria. En juego, la esperanza de seguir en la pelea. Casi nada.
La ilusión era altísima y más tras el tanto de Toni Martínez pero tanto sufrimiento pucelano costó, en esta ocasión, un tanto en el minuto 92 que puede cerrar todas las esperanzas pucelanas del play off. La ilusión se mantendrá tras asumir esta derrota pero el mazazo tras perder dos puntos determinantes e históricos en el minuto 92 puede ser la sentencia para el equipo de Sergio González.
Por la hora del encuentro y la dinámica del duelo es posible que algún aficionado de los 13.375 congregados en el Nuevo Estadio José Zorrilla se despertasen en el minuto 45. La amarilla a Luismi Sánchez, por la falta que le costaría su lesión y su consiguiente sustitución, encendió los ánimos de un estadio que presenciaba un partido plano, sin ocasiones ni miedos. El fuerte inicio del Real Valladolid, con mucha mayor sensación de peligro que realidad, se terminó diluyendo con el paso de los primeros 15 minutos.
La fuerza inicial de Toni Martínez, el protagonismo de las transiciones y el peso de Óscar Plano se fueron quedando atrás para que los de Sergio González tomasen el mismo camino que el Cádiz CF. Los gaditanos, sin intención de conceder espacios a la espalda, estaban bien armados en su campo y no saltaban a los movimientos pucelanos. Esperaban a que los de Sergio cometiesen un fallo. Este equipo ha aprendido de la derrota (0-1) ante el Sporting de Gijón. Sin encontrar la portería rival en el inicio, tocaba madurar el partido.
La fuerza inicial no era suficiente y el Pucela replegaba. Retrasaba líneas para no encajar. Copiaba el estilo gaditano para hacer de la última media hora un auténtico sopor. Nadie encontraba oportunidades porque, en realidad, nadie las quería. El miedo a conceder ocasiones predominaba sobre la intención de hacer gol y así se llegó al descanso. Sin goles y con Borja Fernández en el terreno de juego por el lesionado Luismi.
El primer tiempo terminaba y lo hacía con un guión plano y aburrido, todo lo contrario del inicio del segundo acto. A los pocos segundos, el Cádiz CF daba un buen susto con un remate en una acción a balón parado. Los gaditanos querían golpear primero pero no lo conseguirían y sí sería Toni Martínez, el gran protagonista de la previa, el que hacía el primer tanto del partido. Aprovechando una gran acción por la banda izquierda, el '14' blanquivioleta rompía la igualdad y animaba el partido.
Con la ventaja en el marcador, los locales no cambiaban la idea y seguían buscando transiciones veloces pero, ahora, con el importante matiz de ver a un rival animado y exigente. El Cádiz CF adelantaba líneas y buscaba con ahínco la meta de un Jordi Masip sin gran trabajo en los primeros 60 minutos de partido.
El tiempo avanzaba y el Real Valladolid llegaba a los últimos 10 minutos de partido con el duelo como hubiera querido en la previa. Sabía que el partido iba a estar en pocos goles y, tras el anotado por Toni Martínez, los blanquivioleta debía controlar el duelo y leer qué es lo que éste necesitaba. Sergio aportaba parte de las necesidades del equipo con la entrada de Anuar Tuhami en el lugar de Toni Villa.
Reforzando el centro del campo, el Real Valladolid quería tener dominado el partido. No quería peligro, no necesitaba transiciones y quería dominar el duelo desde la zona central. Con el '35' sobre el terreno de juego se potenciaba la versión de un Pucela compacto que mantuviera los tres puntos y pudiera dar un salto en la clasificación y en la ilusión de un equipo que se jugaba confirmar que el sueño aún es posible.
Ese sueño de la promoción parece lejano y, en esta ocasión, de una forma muy dolorosa. El jarro de agua fría es terrible. La esperanza era total pero una mala defensa en una falta lateral en el minuto 92 cierra muchas de las esperanzas del equipo blanquivioleta. Servando Sánchez anotó el tanto del empate gaditano y enterró muchas de las opciones del equipo vallisoletano, un conjunto que muere en la orilla tras desaprovechar decenas de oportunidades en la temporada.