El 9 de febrero cambió la temporada del Real Valladolid. La del Club, la de Fernando Calero, la de Lukas Rotpuller y, obviamente, la de Deivid Rodríguez, el gran protagonista de todo este triángulo. Sin la lesión del central grancanario en el Nuevo Estadio de Los Cármenes de Granada, la temporada de muchos de los protagonistas del último Pucela hubiera sido muy distinta.
Su paso por tierra nazarí cambió el camino del Real Valladolid y cerró la temporada para uno de los pilares básicos del equipo de Luis César Sampedro. Deivid llegó al Nuevo Estadio José Zorrilla para ser el líder de la defensa blanquivioleta y nadie le discutió el puesto. Salvo por una contada ocasión en Reus, el entrenador gallego confió siempre en él, pero la planificación dio un giro inesperado en esa derrota (1-0) ante el equipo de José Luis Oltra.
La preparación del equipo quedaba muy tocada y la programación de la dirección deportiva, más. Pocos días después de cerrar el mercado de fichajes de enero y tras la salida de Alberto Guitián, el equipo se quedaba con dos centrales. Calero y Kiko Olivas debían asumir el peso, ya que el Pucela perdía a su central más importante y, a la vez, al más característico del juego del equipo en ese momento.
El Real Valladolid apoyaba, por aquel mes de febrero, su juego principal en Deivid. Él marcaba muchos de los puntos de la salida de balón y, obviamente, del liderazgo del equipo. El mundo se caía encima de un Pucela que parecía perder el rumbo. Fueron semanas de incertidumbre que no fueron cerradas por la llegada de Lukas Rotpuller, pero que, afortunadamente, dejaron la gran oportunidad para Fernando Calero.
El '5' cogió la opción que le dejó esta lesión para asumir el peso y el liderazgo de un jugador que ha sido básico esta temporada pero que, con el tiempo, demostró que era sustituible.
El buen rendimiento de Fernando Calero en los últimos dos meses de competición y el crecimiento de Kiko Olivas en el play off dejan en un segundo plano la temporada de un futbolista que, casi siempre que jugó, rindió a un buen nivel. Sin destacar por encima del resto, Deivid Rodríguez supo liderar al equipo sobre el terreno de juego y, también, fuera de él. Con todo, su temporada de blanquivioleta llega al notable.