Si el mazazo que el vestuario de Sergio González recibió el sábado, al perder (2-4) ante el Club Deportivo Leganés fue duro, lo vivido por el Real Valladolid Promesas el domingo no fue menos. El equipo de Miguel Rivera caía con estrépito en el Estadio de El Toralín.
La Sociedad Deportiva Ponferradina goleaba (5-0) al filial blanquivioleta para potenciar los miedos, las fobias y las debilidades del conjunto vallisoletano. Con esta goleada, el Promesas cae hasta la decimosexta posición, puesto que lleva a jugar el play out a final de temporada. La situación multiplica su peligrosidad, pero no ya por el puesto sino por la tendencia del equipo.
Los de Miguel Rivera están muy tocados. Perder como se hizo en Ponferrada es duro, pero si este resultado llega después de sumar una victoria en 10 jornadas y sólo ocho de esos 30 puntos, el equipo puede pedir medidas, cambios o detalles. Sea por un camino o por el otro, el filial pucelano está con el agua al cuello.
El Promesas acumula una victoria en las últimas 10 jornadas y sólo ocho puntos de esos últimos 30 en juego
Los blanquivioleta, que acumulaban tres semanas seguidas sin perder, sumando un importante triunfo (2-1) ante el Internacional de Madrid, vieron multiplicados todos sus problemas en El Toralín ante uno de los grandes conjuntos de la categoría.
Los de Jon Pérez, 'Bolo', superaron al Promesas en casi todas las facetas del juego. El resultado así lo marca, pero, además, potencia todas las dudas posibles. Pese a que lo visto en Ponferrada no fuera lo mismo que refleja el marcador, como así confirmó Miguel Rivera en rueda de prensa, el problema está en entender lo sufrido.
Como el primer equipo, los blanquivioleta necesitan madurez y saber estar para superar esta situación. Consiguiéndolo, los problemas vividos en las últimas semanas y remarcados en El Toralín serán eso, problemas que deben encontrar una solución deportiva y no una decisión drástica que salga del propio vestuario pucelano, aquél que debe responder con fuerza ahora.