Sandro Ramírez no ha roto su maleficio. El delantero canario del Real Valladolid tuvo la oportunidad de anotar su primer tanto desde el 23 de noviembre de 2017 con un lanzamiento desde el punto de penalti ante el Atlético de Madrid, pero lo falló. Y no por poco: el balón se fue directamente a la grada, demasiado bombeado y demasiado alto.
Sus compañeros no quisieron dejarle solo en este difícil momento y tanto Míchel Herrero como Toni Villa se han acercado a Sandro para darle algunos gestos de ánimo, con cariñosas palmadas en la espalda y palabras para tratar de levantar la moral del ariete.
La cara de Sergio González, sin embargo, fue un poema. El técnico del Pucela no se podía creer que su delantero hubiera desperdiciado la oportunidad que se le daba de cerrar por fin su mala racha.
Y la reacción más contundente fue la del propio público que ocupaba las gradas del estadio José Zorrilla. Manos a la cara en gestos de incredulidad, puñetazos al aire con rabia y, sobre todo, impotencia fueron las imágenes más repetidas entre los aficionados blanquivioletas que vivieron en directo el disparo de Sandro que se fue directamente a la grada.
Fueron varias las respuestas que obtuvo el fallo de Sandro desde los once metros. Un error que dejó al Real Valladolid sin poder ponerse por delante en el marcador antes de marcharse al descanso y que pudo cambiar el devenir del encuentro ante el Atlético de Madrid.
Que Sandro Ramirez tiene un gafe de cara al gol,es una realidad,y sería conveniente que le hicieran budú para expulsarle ese dichoso maleficío que tiene,lucha y entrega no se le puede negar, pero en el momento que mande la bolita a la red se acaba el problema esto llega con trabajo y convencimiento de que puede y lo conseguirá no me cabe duda.SIEMPRE PUCELA.