El plan de Sergio se queda corto

Visitar Pamplona nunca es fácil. Empezar la segunda vuelta de la temporada en un duelo así condiciona la lectura y las expectativas de un equipo. El Real Valladolid lo vivió en un complejo y complicado viaje que se saldó con el décimo empate de la temporada. ¿Suficiente? Depende de la pespectiva con la que se mire un empate.

La previa decía que ésta era una gran oportunidad para el equipo de Sergio pero, también, un espinoso encuentro que podía aumentar las dudas del Pucela tras los dos últimos partidos oficiales.

Por suerte, Pamplona sirvió para que se volviese a ver al Real Valladolid que quiere Sergio y se enterrase el juego ante el Club Deportivo Leganés y el Marbella FC. Con cambio de sistema incluido, el equipo blanquivioleta ofreció en el Estadio de El Sadar una mejora sobre las últimas versiones pero un crecimiento insuficiente para llevarse una victoria que se hace de rogar ya 76 días.

Cambio de esquema

Con la novedad de Raúl Carnero en el carril izquierdo, la sorpresa no estaba sólo en el nuevo jugador blanquivioleta sino, también, en el puesto en el que debutaba. El jugador cedido por el Getafe CF partía como carrilero izquierdo lo que hacía que Joaquín Fernández diese un paso atrás en el esquema y que Toni Villa y Óscar Plano viesen el duelo desde el banquillo.

Con esta propuesta, el Real Valladolid se adecuaba a la teoría de un duelo en el Estadio de El Sadar. Juego directo, segunda jugada, dominio de las áreas... Los condicionantes que Sergio González presuponía al duelo sentaban bien al Real Valladolid. Por él y por la respuesta del rival.

El Club Atlético Osasuna se sentía incómodo en la necesidad de proponer. En cambio, el Real Valladolid estaba relajado para contragolpear. El planteamiento de Sergio González salía victorioso porque le daba el protagonismo y la presión al rival. Estos debían tomar la manija y, ahí, los de Jagoba Arrasate sufren.

Los locales estaban incómodos y, pese a que los pucelanos tampoco vivían extremadamente cómodos, sí que parecían desenvolverse mejor. Su propuesta salía bien y no debían improvisar en su respuesta a la realidad del partido. Faltaba el gol pero, muy posiblemente, éste no era una obligación para la primera parte. El partido era largo y eso es lo que debía leer el Real Valladolid.

Otra versión rojilla

Los primeros 45 minutos transcurrieron sin grandes movimientos. Ni unos ni otros habían hecho grandes esfuerzos por abrir el marcador pero el duelo estaba mucho más sobre lo que quería el Pucela que sobre lo que esperaba Osasuna. Por ello, el descanso era primordial para los navarros.

El paso por vestuarios y el encuentro con Jagoba Arrasate, sancionado y en la grada, devolvería a los rojillos parte de las credenciales de juego que no habían mostrado en los primeros 45 minutos. Los locales debían ir a mejor y lo hicieron. Sabiendo encontrar el juego entre líneas, Adrián López, Rubén García y el Chimy Ávila comenzaron a encontrarse más cómodos.

Su presencia en campo rival ya no era frugal. Tenía su fundamento. El control del partido pasaba a ser local y el duelo daba un giro. Pequeño, no drástico, pero sí sustancial. El Real Valladolid ya no veía controlado el juego. Le costaba dominarlo y llevarlo a dónde él quería.

Pese a que el encuentro perdía dominio por parte blanquivioleta, Sergio parecía estar contento con lo que veía. El entrenador catalán sabía que el encuentro era una oportunidad espinosa pero quería explotar su idea de encuentro largo hasta el último suspiro. Por ello esperó a quemar los dos últimos cambios a los minutos finales aunque, finalmente, una sustitución se quedó sin ejecutar

El plan 'largo' de Sergio

Que un jugador como Óscar Plano entrase en el terreno de juego en el minuto 84 demuestra el plan que Sergio quiso llevar en el duelo. La búsqueda de una oportunidad final, aprovechando el cansancio rival y los espacios entre líneas y a las espaldas de los defensas era la propuesta de un equipo que quería cambiar de marcha en el último suspiro.

Sergio quiso ganar en el sprint final, pero el plan se le quedó cortó. Sin empuje ni fuerza en los últimos minutos, la frescura de dos jugadores suplentes en el frente ofensivo fuese insuficiente. Con todo, el Real Valladolid terminaba empatando y consiguiendo el décimo empate de la temporada. Un punto más, sí; pero una nueva oportunidad que no termina de aprovecharse como se merece.