3-0: Humillación en Burgos

Después de la victoria (0-2) en Lugo, el Real Valladolid llegaba al Estadio de El Plantío con la ilusión por bandera. Día de derbi y jornada de ilusión y exigencia para los blanquivioleta, pero todo estuvo muy lejos de lo esperado en el duelo en Burgos. Los locales fueron muy superiores a los pucelanos desde el pitido inicial y la humillación multiplica su peso analizando que lo visto en el terreno de juego es justo.

Tras siete puntos en tres jornadas y después de cómo se ganó en Lugo, el Real Valladolid llegaba con fuerza al duelo de El Plantío. Esa motivación, ilusión y expectación bien pronto se tornó en dura realidad. El equipo sufrió un duro golpe por un once mal dispuesto y un fase de acierto rival que hizo justicia a lo ofrecido en los primeros 30 minutos de partido.

Esa primera media hora, el cuarto de hora final y la poca fuerza del Real Valladolid en la segunda parte confirman que éste no fue el duelo del Pucela. El equipo no supo entender qué pedía y José Rojo, Pacheta, quiso anteponer su esquema a los jugadores.

El primer golpe de la temporada llega por una mala gestión y utilización de los recursos, aquéllos que se vieron superados táctica y futbolísticamente antes que en una cuestión de actitud y motivación. El Burgos humilló al Real Valladolid en ideas y ejecución. Y, también, en acierto y consistencia.

Superados... y humillados

El resultadismo es mirar todo desde el resultado. Ganas y da igual cómo lo has hecho. El proceso no importa ni para ganar o perder. Todo el análisis se rige por el marcador. En Burgos, el análisis se puede hacer por el resultado, sí, pero porque éste fue muy justo con lo visto en el terreno de juego. Lo era antes, incluso, del primer gol.

En el minuto 36, el equipo local hacía el primer tanto del partido, pero antes de ello, los pucelanos ya estaban superados. Desubicados para mantener un esquema sin los jugadores propios para la propuesta, el Real Valladolid pagó los parches que Pacheta introdujo en el equipo.

Esos parches mantuvieron al equipo con vida en los primeros minutos pero tras el primer golpe todo se vino abajo. En apenas seis minutos, el Burgos CF hizo tres goles. Los consiguió por acierto, sí, pero también por errores visitantes. A los blanquivioleta se le vieron todas las costuras en los primeros 45 minutos aunque fue en el tramo final cuando se confirmó que no era el día del Real Valladolid.

Juanma García de penalti, Pablo Valcarce y, nuevamente, Juanma García sentenciaron el encuentro en el último cuarto de hora de la primera parte en un encuentro que dio una dosis de realidad a un equipo que no dejó ni una sola idea sobre el terreno de juego. El Real Valladolid se marchó de Burgos sin mostrar cuál era su plan de partido.

Breve intento

Después de las formas y del resultado cosechado en los primeros 45 minutos era inviable que Pacheta no tomara cartas en el asunto y el burgalés lo hizo con fuerza. Cuatro sustituciones para cambiar el esquema e intentar dar un giro de tuerca al equipo. Se intentó cambiar la situación, es cierto, pero no se terminó de conseguir.

La inercia tras el paso por los vestuarios fue positiva pero, a la vez, breve. Sin ideas y con un Burgos CF muy cómodo y seguro con el marcador y la dinámica del partido, la nueva versión del Real Valladolid duró muy poco. No tuvo fuerza ni consistencia y, además, se vio frenado con la lesión de Óscar Plano.

Desde el minuto 58 el duelo vio pasar los minutos sin convencimiento pucelano hasta el punto de que estaba más cerca el cuarto gol local que el primero visitante. Este hecho marca de forma clara el mal partido del Real Valladolid y la humillación que los pucelanos han sufrido en un derbi regional ilusionante que bien pronto se tornó en tragedia o realidad. El tiempo dirá si es sólo un golpe o una dura muestra de cuál es la realidad del equipo de Pacheta.