0-2: El Real Valladolid aún no ha dicho su última palabra

Lo que la temporada pasada era un partido de LaLiga Santander en ésta era un encuentro capital en LaLiga SmartBank y lo era más para el Real Valladolid que para la Sociedad Deportiva Éibar. La derrota (1-2) ante la Real Sociedad B condicionaba mucho a los de José Rojo, Pacheta, que debían viajar al Estadio de Ipurúa con la exigencia por bandera.

La visita a tierras vascas obligaba al 'todo o nada' en el equipo blanquivioleta. Sabiendo la exigencia del encuentro y las necesidades pucelanas, el Real Valladolid debía arriesgar y apostar el máximo por una victoria que le reforzaría tras el golpe del pasado lunes y que, a su vez, le mantendría vivo en las aspiraciones del ascenso directo.

Con todos los ingredientes de la previa, el Real Valladolid consigue tres puntos vitales para seguir vivos en la pelea por el ascenso directo. Un tanto de Nacho Martínez de penalti y otro de Shon Weissman marcan la diferencia en 90 minutos de altibajos pero en un duelo que siempre ha estado en los contextos y condiciones que quiere el Real Valladolid y que busca José Rojo, Pacheta.

Control sin finalización

Un duelo como el de Ipurúa obliga a una puesta en escena brillante y el Real Valladolid la rozó. Sabiendo de dónde venían, los vallisoletanos ofrecieron una versión ofensiva, atrevida y dominante que tuvo éxito. Sin grandes ocasiones, los visitantes conseguían tener el partido en los registros en los que ellos se encuentran cómodos.

Es cierto que los contextos que favorecen a los del Pucela son aquéllos que rechaza Gaizka Garitano, pero el Real Valladolid estaba mucho más cómodo que la SD Éibar. Desde el primer instante del encuentro, los de Pacheta estaban cómodos y con sensación de evolucionar. Todo lo contrario que el pasado lunes, el Pucela dejaba sensación de control y comodidad desde bien pronto.

Viéndose más cerca del primer gol que al rival, los pucelanos sólo necesitaban un poco de profundidad y verticalidad. Debían mejorar en claridad para el último pase. Con él, el Real Valladolid crecería en la superioridad y ganaría acercamientos para generar acciones definitivas. La idea estaba clara pero costó salir y no lo hizo hasta un error de la SD Éibar.

Anuar, diferencial

Superada la hora de juego, Stoichkov cometía un penalti que invitaría al primer gol blanquivioleta pero, ante todo, al cambio de tendencia del partido. Con la ventaja en el marcador los pucelanos se hicieron dueños del juego y de los tiempos. Superando al rival e, incluso, llevándole a su peor versión, los visitantes sacaron provecho a sus sustituciones, todo lo contrario de lo que podía decir Gaizka Garitano.

En la pelea de la segunda parte y con las intervenciones de los entrenadores, el Real Valladolid fue mejor. Mucho mejor. En un ritmo más lento que el de la primera parte pero con mayor claridad en campo rival para encontrar espacios y superioridades.

En una de esas acciones al espacio, Anuar marcó la diferencia. En una gran jugada individual del ceutí, Shon Weissman hacía el segundo tanto del partido y sentenciaba el duelo. Con el gol del israelí, los pucelanos daban su última palabra en el partido, pero no en la temporada. Los tres puntos conseguidos en Ipurúa aúpan a los pucelanos que dicen adiós al mazazo del lunes para seguir aspirando a la zona de ascenso directo.