No pudieron salir mejor las cosas en el estreno de la temporada frente a UCAM Murcia. Victoria, buena imagen y una afición entregada a los suyos y con ganas de olvidar el pasado más reciente. Además de dejar los tres puntos en casa, volver a enganchar e ilusionar a la grada de La Romareda era la obsesión de un Luis Milla que veía cómo los planes se cumplían con creces.
Cerca de 15.000 seguidores se dieron cita en el feudo aragonés en el primer partido del curso. Aunque el día y la fecha, un lunes 22 de agosto, no hacía presagiar una gran entrada, la afición zaragocista asistió y apoyó para ver el triunfo de los aragoneses. La conexión entre equipo y grada fue total desde el pitido inicial y hasta el final del choque.
La exigencia de La Romareda tras lo sucedido en Palamós ante el Llagostera en el último partido del pasado curso era elevada y el guión establecido por Milla salió a la perfección. El cuadro blanquillo no sólo se impuso con superioridad, también hizo disfrutar a una afición que coreó los nombres de Zapater y Cani y que despidió con una sonora ovación al bigoleador Ángel Rodríguez.
Por ello, Luis Milla no se cansó de recordar posteriormente en la sala de prensa la importancia de ver un público tan entregado. En esta línea, el técnico destacó "el trabajo de todos, el esfuerzo y la idea de que queríamos enganchar a la gente con el equipo. Que todos vean en esta plantilla una familia que pelea por el escudo y por el club".
Además de ese discurso conciliador, el turolense se mostró exigente y crítico. De ese modo, reconocía que "la idea es ser ambiciosos y nos vamos enfadados con el gol recibido. Vamos dando pasos que son los adecuados. Pero somos críticos y tenemos que mejorar en todas las facetas". El primer paso se daba ayer en el feudo aragonés. Ahora, Luis Milla buscará mantener la buena línea y continuar convenciendo con fútbol y resultados.