Iba a ser un partido de fútbol entre dos equipos con propuesta y acabó siendo una noche plagada de regalos por parte de los dos equipos. El Zaragoza tuvo la ocasión de mantener una ventaja de dos goles. Pero no fue capaz. El partido deja notas positivas como la confirmación del buen momento de Ángel y Lanzarote, pero también negativas como las dudas de Irureta en demasiadas jugadas. Al menos se sigue sumando.
Los primeros compases en el Anxo Carro no fueron demasiado boyantes para el Real Zaragoza. Parecía que los de Milla habían apostado por dejarle el balón al Lugo y esperar alguna recuperación para sorprenderle en una contra. Los locales aceptaron ese guión, pero se encontraban con la maraña defensiva tejida por los aragonesas y fundamentada en el imperial trabajo de ayudas de Alberto Zapater.
La cosa es que el Lugo no llegaba y el Zaragoza poco a poco iba dejando muestras de peligro, casi siempre en las botas de Lanzarote, que probó un par de disparos desde larga distancia. Todo venía de robar en zona de ataque o de presionar arriba y provocar los errores rivales. Fruto de un error de la zaga local, llegó el premio. Lanzarote estaba preparado con la caña para aprovechar una indecisión en cadena, pero sobre todo de José Juan. El catalán sigue en racha goleadora y desde el curso pasado ha demostrado que siempre está con el gatillo preparado.
La reacción del Lugo tras haber encajado el tanto fue muy tímida, prácticamente inexistente. Irureta tuvo poco trabajo y lo único que hubo que lamentar fue que en tres minutos vieron tarjeta toda la zaga, a excepción de Casado. El Zaragoza aún dejó más la pelota a su rival y bajó su presión. La estrategia no tenía buena pinta. Los gallegos probaban a llegar y en una ocasión lo hicieron con peligro y les sirvió para empatar. Pedraza recibió dentro del área y tiró un cañonazo al fondo de la red.
Sólo alguna contra mantenía la esperanza zaragocista de irse al descanso con ventaja. De hecho, Lanzarote tuvo una ocasión dentro del área que no pudo culminar y otra jugada con el mismo protagonista que envió fuera.
El guión del partido no cambió en los primeros compases del segundo periodo. El Zaragoza presiona muy arriba, el Lugo no quiere pegar pelotazos, los errores provocados se pagan y la fe Zapater obra milagros. Así llegó el segundo gol, con la recuperación del capitán zaragocista y con el remate de Ángel al fondo de las mallas.
Pero la cosa no acabaría ahí. El Lugo no tuvo su noche. En un despeje de cabeza de Cabrera desde el centro del campo, Ángel se planta solo delante de José Juan e hizo el tercero de su equipo. El ariete canario, que ha empezado de forma inmejorable, aún tuvo el hat-trick en sus botas, pero su remate se fue alto. El Lugo se volcó sobre la portería rival, pero no obtenía resultados. Hasta que en el partido de los regalos, Irureta y Cabrera no se entendieron en un balón sin peligro y el equipo local recortó diferencias.
El partido no estaba cerrado ni mucho menos. No era la noche de las defensas y la del Zaragoza hizo aguas igual que la del Lugo en la primera parte. Campillo puso el empate en un encuentro loco y en una demostración de que todavía queda mucho por trabajar en el capítulo defensivo.
El Real Zaragoza acabó muy cansado el partido. Milla quitó a Lanzarote y a Cani y puso a dos futbolistas más defensivos como Wilk y Fran. Xumetra daba muestras de su cansancio y parecía imposible llegar con peligro. Así se murió el encuentro. Con un empate en un partido que pareció más un día de Papa Noel con el intercambio de regalos.