Razvan Popa y Macky Bagnack tienen las horas contadas en el Real Zaragoza. Los dos jóvenes centrales no han encontrado su sitio en la plantilla zaragocista y podrían salir en el próximo mercado de invierno. La dirección deportiva del club, con Juliá y Valentín como principales valedores de sus fichajes, buscan salida para estos futbolistas y, de este modo, poder incorporar a un refuerzo de otras características que sea una alternativa real para Raúl Agné a la hora de plantear los partidos. El rumano está siendo el descarte habitual en los últimos partidos tanto para Luis Milla como para el nuevo técnico y Bagnack apenas ha tenido minutos.
Narcís Juliá confeccionó la plantilla en verano bajo unas apuestas determinadas para entrar en los parámetros que marcaba la economía del clu b y las exigencias de la LFP. En esas circunstancias, optó por traer a dos centrales jóvenes. Popa era el mejor jugador joven de Rumanía y una de las perlas de la cantera del Inter de Milán y Bagnack llegaba tras haber salido del Barça con tres temporadas en Segunda y haber probado suerte en el filial del Nantes, donde apenas jugó. Dos apuestas arriesgadas, que no han salido bien y por eso se cuestiona su continuidad.
Los técnicos zaragocistas se dieron cuenta enseguida de que Popa no daba el nivel para la categoría. De hecho, ya le buscaron salidas en el mercado de verano en clubes de Segunda división B, pero ninguno lo quiso. Sus actuaciones en pretemporada dejaron a la vista demasiadas carencias y su actuación en Copa del Rey ante el Valladolid terminó de sentenciarlo. Algo parecido ocurrió con Bagnack. Juliá y Valentín lo conocían bien desde La Masía y quizás esperaban una evolución, pero sus groseros fallos en el duelo copero y en los pocos minutos que ha tenido en Liga han acabado por decidir a los máximos responsables de la parcela técnica zaragocista.