Es Noticia
Real Zaragoza
1-2
Getafe

El Zaragoza paga caro su miedo a las alturas

Ángel, tras fallar una clara ocasión. (Foto: Dani Marzo)
Á. Montaner

Encaraba el Real Zaragoza el partido con los playoffs en el horizonte. Una victoria acercaba los puestos de la promoción a cuatro puntos. Pocos, después de que los de César Láinez han estado a un mundo de esa zona de privilegio. Sin embargo, sumando tres puntos en casa los blanquillos tenían la ocasión de renovar su licencia para soñar.

Sabían lo que había en juego. Con dos grandes novedades en el once -el regreso a la titularidad de Cani y el cambio de cromos de Cabrera por Casado- el Real Zaragoza salió mostrando una de sus versiones más serias del curso. En los primeros compases asomaba la patita con varias conexiones entre Lanzarote y Ángel. El catalán filtró dos balones de los suyos, uno desde la corta distancia y otro desde la larga, para que el ariete se inventase el peligro. Y lo logró. Pero en las dos ocasiones Alberto estuvo más atento
El Getafe no tampoco llegó a La Romareda de paseo. Contrarrestó el buen inicio de los blanquillos con jugadas amasadas. Los de Bordalás querían tener el balón y fabricaron el peligro a través del cuero. También apoyados en las bandas, donde Pacheco fue uno de los grandes filones de los madrileño, pero Isaac casi siempre estuvo atento a sus internadas. Y cuando no llegó, lo hizo Marcelo Silva. 
Con estas premisas, el partido tomó en seguida tintes de toma y daca. El Zaragoza también buscaba la velocidad de Pombo -menos activo en la primera parte que otros días- pero sobre todo quiso buscar las figuras de Edu Bedia, pero fundamentalmente de Cani. Su regreso a la titularidad estuvo cargado de altibajos. Alternó alguna falta que se hubiera podido evitar, con buenas acciones en una baldosa. Pero sobre todo, iluminó al equipo con su gran visión de juego. 

Ratón, Cani... y Ángel

El partido, en su primer acto, se caracterizó por la alternancia del peligro. Lo bueno que tuvo el Real Zaragoza, y de ahí la seriedad de su actuación en el primer acto, fue que en defensa se multiplicaron las ayudas. Y cuando todos los mecanismos fallaron, ahí estuvo Ratón. Tuvo un par de intervenciones en ocasiones peligrosas que frenaron el entusiasmo por marcar del 'Geta'
En la otra portería, también había un gran portero. Alberto despejó, paró, pateó y abortó toda clase de peligro del Real Zaragoza. Por la izquierda, por la derecha, por el medio y también lo que venía de larga distancia. Pero lejos de desesperarse, el ataque blanquillo insistió e insistó y, finalmente, logró su premio a pocos minutos del descanso. Una maravilla de Cani desde el círculo del centro del campo dejó solo a Ángel por la derecha que, con la estrella que le ilumina en las últimas semanas, materializó el primer gol del encuentro. Ya lleva 20 dianas. La renovación sigue en el aire...

Miedo escénico

Todo pintaba muy bien, pero el Real Zaragoza volvió a cometer el mismo error de las últimas jornadas: el miedo escénico a las segundas partes. Con el 1-0 en su favor, los blanquillos decidieron una vez más echarse atrás. Y el Getafe, oliendo la sangre y el miedo de su rival, embotelló al conjunto de César Láinez en pocos minutos. El primer cuarto de hora, el equipo aragonés aguantó, como ya hizo en Miranda. Hasta que llegó el primero...
Porque desde que el Getafe empató por medio del gol de Jorge Molina, no frenó hasta darle la vuelta al marcador. Pero la defensa no estuvo a la altura. Casado volvió a descoserse en muchas jugadas, las posesiones fueron demasiado cortas y, finalmente, en una jugada de infortunios, Ratón terminó metiendo -sin querer- el balón en su propia portería. Fuster, demasiado solo en el área pequeña, remató al poste izquierdo del arquero blanquillo, que ya se había vencido. El rebote dio en su espalda y, finalmente, terminó en el fondo de las mallas...
Reaccionó Láinez a ese gol con un cambio de planes. Su intención era meter a Jesús Valentín, pero con el resultado en contra, dio entrada al terreno de juego a Samaras. El griego, lo cierto, es que con minutos en el horizonte aportó buenos detalles al equipo. Pero no fueron suficientes. Quizá por estar demasiado solo, ya que muchos jugadores parecieron desconectados en el segundo acto, como el caso de Manu Lanzarote. Ángel, demasiado solo, hizo lo que pudo. Pero entre la maraña de jugadores rivales, no fue fácil bajar balones. 
Con más corazón que cabeza, el Real Zaragoza fue con ímpetu en busca del empate. Muchos balones altos que despejó la defensa madrileña y demasiadas imprecisiones por parte de los dos equipos. Y pudo empatar el Real Zaragoza en la última jugada del partido. Ángel solo tenía que empujarla... pero no lo hizo. Primera derrota de César Láinez y una gran oportunidad de reengancharse a los puestos altos que se pierde por el mal de altura de las segundas partes. 
 

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