El Zaragoza pierde otro tren más a última hora

Tras dos partidos contados por derrota, el Real Zaragoza llegaba otra vez a La Romareda para batirse en cobre con un Cádiz de playoff. Nuevo reto, de más dificultad si cabe, para los de César Láinez. El trabajo era doble. Por un lado, sumar puntos que alejen un poco más la tarde caliente de la tabla. Por otro, recuperar las buenas sensaciones que dejó el técnico aragonés en sus primeras jornadas y que en las dos últimas semanas se han ido -parece- diluyendo.

Lo positivo fue el el conjunto aragonés saltó al terreno de juego con hambre y con alma. Dos cambios respecto a Reus: Edu Bedia volvía a la medular tras cumplir ciclo de amarillas y en el lateral derecha Láinez apostó por la potencia de Feltscher, dejando a Isaac en el banquillo. El regreso del santanderino se notó. Desde los primeros minutos se asoció bien con sus compañeros por la banda, especialmente por la izquierda.
Y para prueba de esas ganas de dejó sobre el césped fue un primer envío al área que dejaba a Ángel para rematar el balón a gol. Pero Cifuentes metió el pie en la que fue la ocasión más clara -gol mediante- del primer periodo. La segunda más clara fue a renglón seguido. En ese córner, el guardameta cadista volvía a salvar sobre la línea un remate de Marcelo Silva que muchos, en la grada, ya cantaban como gol.
La alegría iba por barrios, porque otro de los que volvía a la titularidad, iba algo perdido. Feltscher empezó el encuentro demasiado acelerado. Le quemaba el balón en los pies y su único recurso, muchas veces, fue el pase a Ratón para volver a empezar. Con el paso de los minutos ganó en calma.

Dominio en ocasiones

El Real Zaragoza tenía otra cara y eso se notaba en las ocasiones. Fueron los aragoneses los que generaron el peligro en la primera mitad. Tras esas dos ocasiones, en los primeros minutos, el equipo se fue entonando más y más y fue encadenando posesiones más y más largas. El conjunto blanquillo sabía lo que hacer con el balón en los pies. Buscó espacios, se asoció bien entre línea y buscó los huecos entre la defensa cadista. 
Pero lo cierto es que el Cádiz, a nivel defensivo, cuajó una primera mitad casi perfecta. Apenas dejó espacios en sus líneas, Aridane y Sankaré siempre estuvieron encima de Ángel, Lanzarote, Pombo y cualquiera que se incorporase al ataque. Sumado a esa seguridad, también tuvieron sus ocasiones. Aketxe fue quien llevó la batuta del peligro y suya fue la ocasión visitante más clara en el minuto 23. Ratón, por suerte, atajaba con seguridad. 
Desde fuera, intentando pisar el área, con centros (sobre todo desde una banda izquierda muy activa), con balones rápidos... Pero lo cierto es que el buen hacer de la zaga andaluza y el acierto de Cifuentes tiraron por tierra todos los intentos zaragocista. Bueno, todos no... A punto de llegar al descanso, el Zaragoza sacó rápido una falta por el costado zurdo. Lanza habilitó a un José Enrique que rápidamente centró con precisión al área pequeña para encontrar la cabeza de Ángel. Gol y descanso. Y lo mejor estaba por llegar. 

Miedos fuera

Algo había cambiado esta semana y de eso, sin duda, habrá tenido mucha culpa César Láinez. Porque aunque el Cádiz salió en tromba, el Real Zaragoza -esta vez sí- supo interpretar el partido y sacar pecho para no acomplejarse atrás como en otros partidos. De hecho, a los cinco minutos de la reanudación, Ángel ya dispuso de una ocasión.
Respondía Aketxe poquito después, quizá en la ocasión más clara de los cadistas en todo el partido. Zapater perdió un balón en el centro del campo haciendo un mal pase atrás. Eso provocó un desajuste en la defensa entre Feltscher y Marcelo Silva, que vieron como Álvaro García se llevó el balón directo al área. Ratón, que dudó en la salida, decidió finalmente aguantarle, pero García, con toda la ventaja acertó a superarlo con un disparo raso. Pero solo superó al portero, porque cuando el balón iba a entrar el venezolano Feltscher salvó en la línea.
A raíz de esa jugada el Zaragoza jugó con buen criterio y supo aguantar el gol de Ángel. O al menos eso hicieron pensar durante una segunda parte. Ángel, Pombo o un Javi Ros muy activo siguieron percutiendo en el área de Cifuentes. Maniataron a un Cádiz que poco a poco se desdibujó y que enfrió su ámbito inicial en el segundo acto. 
Pero los partidos duran 90 minutos y cuando todo parecía indicar que los tres puntos se quedarían en La Romareda, de nuevo apareció el fantasma de los últimos minutos. Los 3 puntos, se convirtieron en uno y un Real Zaragoza que parece mirado por un tuerto volvió a quedarse con cara de tonto después de perder un gran botín, esta vez sí, de manera algo injusta.
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